"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En el contexto de las Conversaciones que organiza el SSIFF y sus múltiples ramificaciones, hay espacio para otras actividades como talleres de distribución, encuentros de festivales, sesiones de pitchings o mesas redondas. Son parte de la Agenda de Industria, para acreditados y profesionales del sector, donde se discuten temas que atraviesan la actualidad del cine y que requieren calma, tiempo y mirada a largo plazo. Cuestiones, pues, en cierta medida, ajenas a la vorágine de estrenos y ruedas de prensa de las películas en competición.
Amaia Serrulla, coordinadora del área de Pensamiento y Debate del Zinemaldia, moderó ayer una de estas mesas redondas en el Club de Prensa del Kursaal. El evento reunió a dos cargos públicos, Jara Ayucar, directora de marketing del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), y Edgar García, director del Institut Català de les Empreses Culturals; y a dos presidentes de organizaciones que son referentes para ambas administraciones: Jorge Gonzalo, presidente del Observatorio de la diversidad en los medios audiovisuales (ODA), y Carme Puche Moré, vicepresidenta de Dones Visuals.
La entidad de Barcelona ha trabajado el último año en visibilizar su mayor esfuerzo de difusión: una guía de buenas prácticas (referente a la diversidad e inclusión) y un test para detectar las narrativas discriminaciones involuntarias que algunos proyectos traen. Entre los objetivos que se marcaron también estaba el de crear un idioma común: ¿de qué hablamos cuando hablamos de igualdad, diversidad, inclusión…? De hecho, “la guía nace con la voluntad de aprender y reflexionar colectivamente”, contó Puche. “No queremos dar órdenes de como hacer las cosas, cada proyecto es distinto. Son herramientas”. Porque justamente pretenden hacer ver que no va de calidad (“la llamada meritocracia”) sino de igualdad de oportunidades. Frente y detrás de las cámaras.
Gonzalo, de ODA, considera que sus compañeras catalanas hacen un trabajo complementario a su Observatorio. Ellos sacan todos los años un informe basado en la metodología de la estadounidense GLAD (Legal Advocates & Defenders) para detectar y analizar la diversidad actual en la industria española. “El audiovisual no es tanto un reflejo de la realidad, sino más bien donde se crean los referentes para la sociedad”, explicó el presidente de ODA. El ejemplo más claro está en la comunidad trans: Un 80% de los españoles se construyen la imagen de cómo es una persona trans solo a través del audiovisual, pues no conocen a ninguna en su entorno.
La organización que lidera Gonzalo se ofrece como un interlocutor entre el activismo y la administración. De hecho, en la mesa redonda anunció que próximamente van a firmar un convenio de colaboración con el ICAA, para sumar iniciativas más allá de las ayudas económicas del Ministerio en favor de la paridad y diversidad en las producciones que subvencionan. En esa línea, Puche afirmó que está comprobado que las medidas correctoras necesitan implementarse durante mucho tiempo para que la igualdad se acabe instalando de forma natural en todos los procesos de la creación audiovisual.
Garcia, que desde el ICEC tiene una visión completa de toda la industria cultural de Cataluña, lo tiene muy claro: el sector audiovisual es líder indiscutible en la defensa y trabajo en favor de la inclusión.
Marc Barceló