Han pasado ya tres años desde la pandemia del coronavirus con sus respectivas tres ediciones del Festival, pero todavía llegan películas a la programación que han tenido que luchar y superar los obstáculos que les puso el confinamiento.
Ejemplo de ello es Last Shadow at First Light, de la directora Nicole Midori Woodford (Singapur, 1986), film que entra en concurso en la sección New Directors del Festival. Cuando se propuso el reto de escribir su primer largometraje hace siete años, no pensó que llegaría una pandemia que pararía el rodaje durante dos años. Este contratiempo podría tratarse simplemente de un retraso que afrontar con paciencia, si no fuera por que el tiempo jugaba en su contra: la protagonista principal (Mihaya Shirata) tenía quince años en el momento de la grabación y después, cuando abrieron las fronteras y pudieron trasladarse a Japón para continuar con el rodaje, ya había cumplido los dieciocho. El proyecto comenzó con una actriz adolescente y terminó con una actriz ya convertida en adulta. Un verdadero desafío que han sabido solventar con éxito, ya que este cambio no se aprecia en la pantalla. “Esta es la primera vez que Mihaya Shirata trabaja en un largometraje y estoy muy orgullosa de lo que ha conseguido pese a los obstáculos. Le espera un futuro muy brillante en la interpretación” dice la cineasta.
El peso de la interpretación en la película es evidente y recae directamente en la joven actriz principal y en otro de los papeles protagonistas, el del tío de la joven, que es interpretado por el reconocido actor japonés Masatoshi Nagase. “Contar con un actor veterano y tan famoso en Japón fue una distracción en el set, claro, pero también nos hacía ver que teníamos que estar preparados profesionalmente para cada toma. Cada conversación con él me impulsaba en mi trabajo como directora”, cuenta Midori, que destaca lo diferente que fue trabajar con este actor. En la película, Nagase interpreta a Isamu, el tío de la protagonista, un personaje abatido por el fallecimiento de su familia en el tsunami de 2011 en Japón. “Trabajar con él fue muy enriquecedor y único. Para preparar el papel mantuvimos conversaciones muy largas, de hasta más de siete horas. Él sabía perfectamente cómo penetrar en el corazón de cada escena y, al hacer ese ejercicio con él, hemos conseguido hacer una película mejor”.
Last Shadow at First Light es una película que habla de la memoria y los recuerdos, sobre todo de aquellos que conservamos de nuestros seres queridos. “Existes siempre que haya alguien que te recuerde”, dicen en un momento dado del film. La historia comienza con Ami, una adolescente que perdió a su madre cuando tenía cinco años. Ha crecido creyendo lo que le contó su padre, pero un conjunto de sueños, visiones y cartas le hacen creer que está viva. Es entonces cuando emprende un viaje de Singapur a Japón para encontrarse con su tío y descubrir la verdad.
Esta historia tiene mucha carga personal para Nicole Midori Woodford. La inspiración para el guion llegó en 2017. La abuela de la cineasta es una superviviente de la bomba atómica de Hiroshima que se mudó a Singapur. Un personaje de la película dice: “Aquellos que sobreviven a estas catástrofes se preguntan constantemente: ‘¿Por qué yo?’”. Esos ingredientes de trastorno de estrés postraumático, trauma y situación dramática se mezclaron en su interior y, cuando fue a visitar la zona afectada por el tsunami de 2011 en Japón, supo que tenía que contar esta historia con la que decidió estrenarse en el largometraje. Para muchos cineastas, este cambio de formato puede suponer un gran salto, pero no lo ha sido tanto para Nicole que, además de escribir, dirigir y editar varios cortos que han sido premiados en diferentes festivales, también ha dirigido un episodio para la miniserie Folklore de HBO Asia que se estrenó en el festival de Tokio. Este episodio tenía una duración superior a una hora, por lo que le ha valido como experiencia a medio camino entre el corto y el largo.
La película cuenta también con muchos elementos sobrenaturales. Cuando viajó a la zona afectada por el tsunami en Japón, la directora mantuvo conversaciones con muchos supervivientes y le llamó la atención la cantidad de testimonios sobre encuentros con el más allá. Los entrevistados aseguraban haber visto a los seres queridos que habían perdido en la catástrofe. También le llamó la atención el avistamiento de aves migratorias volando en círculos, algo que aparece en la película y que ella interpreta como una señal de que el alma de los fallecidos permanece con nosotros mientras sean recordados.
Para la directora y guionista, el trauma es cíclico y se repite en nuestro interior en forma de recuerdos, visiones y sueños. Eso se refleja en el personaje de la madre de Ami y en los sueños recurrentes que tiene la adolescente. “Nunca sales de este ciclo traumático salvo que lo rompas”, dice Nicole. ¿Y cómo se puede hacer eso? Esa pregunta es la que intenta responder en el film a través del viaje de Ami de Singapur a Japón. “Ami también está dentro de ese ciclo. Está atrapada. Se quedó sin su madre cuando tenía cinco años. El no saber la verdad de por qué su madre se marchó es un dolor que se instala dentro de ti. Cuando se lanza a realizar ese viaje de búsqueda y descubre la verdad es cuando madura y puede convertirse en adulta. La verdad te hace crecer”.
Hoy es el estreno mundial de esta película que llega desde Singapur y que ni siquiera ha sido vista por los actores: “En el Zinemaldia se tiene la oportunidad de ver la película con los espectadores. Tengo ganas de ver la reacción de la actriz y del público de cuando vean el resultado final”
Iratxe Martínez