Nacido en Barcelona en 1975, trabajó para varias series de televisión antes de hacerse cargo del guion de Los ojos de Julia. Su debut como director, El cuerpo, le consolidó como una de las voces más personales del cine fantástico español. Autor de películas como Contratiempo o Durante la tormenta, hoy proyecta en Perlak, fuera de concurso, Los renglones torcidos de Dios, un thriller ambientado en un hospital psiquiátrico a finales de los años 70 y basado en el libro homónimo de Torcuato Luca de Tena.
“Los renglones torcidos de Dios” fue un auténtico best seller cuando se publicó en 1979. Sin embargo, hoy es una novela de la que apenas se acuerda nadie ¿Por qué adaptarla?
Bueno, realmente fue un encargo que me llegó desde Atresmedia y Warner y cuando me lo propusieron estuve a punto de salir corriendo. La novela y, sobre todo, el personaje de Alice Gould forman parte de mis recuerdos de adolescencia, pero es evidente que aquella obra fue escrita en otro contexto; sin dejar de ser fieles al libro tanto Guillem Clua como yo, decidimos que la mejor manera de conectar con la sensibilidad del público actual era centrar la trama en Alice y en el modo en que pone en jaque al doctor Alvar.
Quizá porque Alice responde a ese perfil de mujer empoderada que hoy reivindicamos y que, en aquellos años, cuando fue escrita la novela, constituía, sin embargo, una anomalía.
Sí, de hecho, Alice es una mujer muy avanzada para su época. Es cierto 13 Sábado, 24 de septiembre de 2022 Diario del Festival Perlak que pertenece a la clase alta pero aún así es alguien fuerte, decidida, resolutiva, inteligente... Pero también es alguien que, como era norma en aquellos años, está limitada por su condición de mujer, necesita del permiso de su marido para firmar documentos, etc. Eso le confiere al personaje una dimensión interesante y también su dualidad, claro.
¿Esa dualidad es la que centró su interés en el personaje? Su recorrido por el cine de género hace intuir que fue justamente eso lo que más le podía interesar a priori.
Sí, en principio sí, pero también te digo que rodar esta película me ha obligado a salir de mi zona de confort. La novela está narrada desde una voz interior que no podíamos reproducir en la película. El género fue un buen asidero para determinadas secuencias, pero a nivel narrativo decidimos mantener una estructura en tres partes. La primera tiene un aroma de thriller, la segunda de drama y la tercera contiene la explosión.
Pero, ¿cómo lograron ensamblar esas tres líneas?
Con mucho trabajo, aunque es cierto que el 90% de lo que contamos ya estaba en la novela. Por otra parte, hay un trasfondo histórico muy potente, ya que a través de esa confrontación entre dos maneras diferentes ver la psiquiatría subyace un retrato de las tensiones que había en la España de aquella época.
¿Un retrato de la Transición a través de un psiquiátrico?
(Risas) En cierto modo. La película está ambientada en un país regido por unas normas que estaban empezando a ser sustituidas por otras y donde una nueva corriente de pensamiento estaba comenzando a abrirse camino. En este sentido nuestra película refleja entre cuatro paredes el cambio de un país.
¿Cómo se documentaron?
El mundo de los hospitales psiquiátricos de aquellos años era muy hermético. Hay muy poca documentación. Investigamos mucho en Filmoteca donde sí que hay un fondo de imágenes muy potente que nos dio algunas ideas al respecto.
Da la sensación de que en la dirección de actores está el punto fuerte de la película.
Lo que sí tuve claro desde el primer momento era que si Bárbara Lennie no asumía el papel de Alice Gould yo no hacía la película con otra actriz. También es verdad que, aunque en las primeras versiones del guion no trabajo con ningún actor concreto en la cabeza, según avanzo en su desarrollo ya tengo en la cabeza quién tiene que interpretar cada personaje. Aquí de lo que me siento más orgulloso es de la figuración.
Jaime Iglesias