Nacido en Los Angeles en 1961, debutó en el largometraje en 1991 con Poison. Desde entonces se ha convertido en uno de los nombres de referencia del cine indie estadounidense con títulos como Velvet Goldmine, Lejos del cielo o Carol. Tras su anterior presencia en Perlak en 2018 con El museo de las maravillas, este año regresa a clausurar la sección con The Velvet Underground.
Usted ya se había aproximado a la singularidad del glam en Velvet Goldmine y al mito de Dylan en I’m Not There. ¿Por qué en esta ocasión optó por un formato documental para acercarse a The Velvet Underground? ¿Se sintió incapaz de abordar su historia desde la ficción?
Realmente esta película no parte de mí, sino que fui invitado a hacerla. Cuando me hicieron llegar la propuesta en seguida pensé ‘¿Qué es lo que les hace únicos a The Velvet Underground?’, porque realmente se trata de un grupo cuya esencia vanguardista trasciende lo estrictamente musical. De hecho, si existe tanto material filmado sobre ellos es porque fueron inspiración para muchos cineastas de vanguardia, lo cual no deja de resultar curioso porque esa ingente cantidad de material no se corresponde con la repercusión real que tuvieron durante la época en la que estuvieron activos. Esa incongruencia me dio un poco la clave para acercarme a su universo, pensando, además, que cada artista requiere de un lenguaje propio para ser contado y que lo que no quería de ninguna manera era copiar un estilo, ni acercarme a ellos como lo habían hecho otros cineastas.
Da la sensación de que, más que el retrato de una banda, usted se ha servido de The Velvet Underground para hablar de un momento de efervescencia cultural irrepetible.
Totalmente, nuestro deseo siempre fue ese. Actualmente, cinco décadas después de su irrupción, The Velvet Underground es una banda absolutamente canonizada, por fin se le ha dado el reconocimiento que merece. Pero, por eso mismo, tendemos a olvidar lo que su propuesta musical tenía de revolucionaria y arriesgada, incluso en el momento en que fue lanzada, que fue un período de efervescencia cultural absoluta y de creatividad máxima.
Fue un momento efímero en todo caso, como la propia existencia de la banda. ¿A que atribuye el corto recorrido que tuvieron como formación?
Las personalidades de Lou Reed y John Cale eran antagónicas, como reconoce este último en el documental. Cale asumió ese rol de antagonista y sobre esa dinámica creativa fue sobre la que surgió la banda, pero se trata de una dinámica muy difícil de mantener en el tiempo, más aún si esa creatividad surge como oposición al mundo que te rodea. En ese sentido, The Velvet Underground surgió como una explosión, era una banda maravillosa pero su propia naturaleza musical la hacía insostenible.
¿No tuvo miedo de que dando voz a John Cale y a Maureen Tucker el documental se viera sesgado, al no poder incluir los testimonios de Lou Reed y de Sterling Morrison, ya fallecidos?
En toda mirada hay un sesgo y cualquier documental tiene siempre un componente subjetivo, por mucho que a menudo se proclame lo contrario. Por otra parte, siempre he pensado que los obstáculos a los que te enfrentas en cualquier proyecto son los que terminan por definir tu creatividad. En este caso, ese aire de figura ausente que adquiere Lou Reed creo que hace que, según transcurre la película, todos tengamos hambre de él, de verle interactuar, lo cual, a su vez, le da un valor adicional a esa secuencia final de él conversando con Andy Warhol pocos meses antes de la muerte de éste.
La figura de Andy Warhol tampoco tiene, en su documental, ese carácter totémico que posee en otras aproximaciones que se han venido haciendo a la trayectoria del grupo. ¿Fue algo deliberado por su parte?
El tema es que, en demasiadas ocasiones, The Velvet Underground ha sido retratada como una creación de Warhol y lo que hubo fue un encuentro de personalidades que se oponían a las convenciones, cada quien con sus propias armas: Warhol con sus cuadros y sus películas, Lou Reed con sus letras y John Cale con su música. Me interesaba que ese espíritu impregnase la película, pero, al mismo tiempo, quería mostrar también ese deseo de reivindicar su propio protagonismo como banda que hizo que The Velvet Underground rompiese con Warhol.
Jaime Iglesias