Rifkin’s Festival, la nueva comedia romántica de Woody Allen, ha inaugurado la 68 edición del Festival de San Sebastián en una gala cuyos ejes han sido principalmente dos: la distancia, un concepto clave en tiempos de pandemia, y la necesidad de volver a las salas de cine. Desde hoy y hasta el sábado día 26, la ciudad acogerá la proyección de 142 títulos entre largometrajes, cortos, mediometrajes y series, así como un buen número de actividades de industria que combinarán el formato online y el presencial.
Las actrices Elena Anaya y Gina Gershon, protagonistas femeninas de Rifkin’s Festival, han participado junto al productor Jaume Roures en la ceremonia celebrada en el Kursaal, mientras que Woody Allen, que recibió el Premio Donostia en 2004, ha intervenido a través de un vídeo grabado en Central Park (Nueva York).
Rodada el pasado año en la “bonita y fotogénica” San Sebastián, la película tiene como telón de fondo al propio Festival. “Es lo único que conocía de la ciudad y por eso me puse a escribir una historia ambientada allí”, ha dicho sobre un certamen que conoce desde que presentó Melinda and Melinda (Melinda y Melinda, 2004) y al que regresó con Vicky Cristina Barcelona (2008). Tras lamentar no haber podido viajar a San Sebastián por la pandemia, ha deseado que el público disfrute de su nueva película: “Espero que os guste tanto como a nosotros vivir y rodarla en San Sebastián”.
SOLIDARIDAD CON LOS FESTIVALES
José Luis Rebordinos, director del Festival, ha confirmado el “compromiso” de San Sebastian con la industria del cine bajo la creencia de que “los festivales son necesarios como lugares de encuentro en los que intercambiar experiencias”. También se ha reafirmado en la “apuesta clara por mostrar las películas de manera presencial en las salas de exhibición, los mejores lugares para ver cine”. “Es el momento de que volvamos todos al cine”, ha proclamado.
Además, Rebordinos ha expresado la “solidaridad con los festivales que no han podido realizarse y también con aquellos que sí han podido salir adelante con mucho esfuerzo, trabajando en un territorio nuevo para todos nosotros”. Entre los que han sido suspendidos por el Covid-19 figura el de Cannes, cuyo director, Thierry Frémaux, ha participado en la gala.
En su discurso, el director del Festival de Cannes agradeció el apoyo del Festival de San Sebastián, que en esta edición proyectará 17 de los títulos que había programado el certamen francés. "En 2020 se celebran 125 años desde que los hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo y la sala de cine. Hoy la amenaza se cierne sobre las salas, el futuro es también de las plataformas, pero lo que querían los Lumière era lo que van a hacer ustedes aquí todos juntos: ver una película en pantalla grande y compartir emociones. El cine nunca morirá", ha dicho Frémaux.
Por su parte, el cineasta Luca Guadagnino, ha tomado la palabra acompañado de los demás miembros del Jurado Oficial que preside: Joe Alwyn, Marisa Fernández Armenteros, Michel Franco y Lena Mossum. Según ha declarado, en un año en el que se nos ha obligado a mantenernos separados y a aislarnos, no hay nada mejor que celebrar “la experiencia colectiva y compartida” del cine, que debe “iluminar nuestro imaginario con visiones atrevidas, críticas y sin complejos”.
MÚSICA, DANZA Y FLORES
La música y la danza en directo han protagonizado una ceremonia que sus creadores, el coreógrafo Jon Maya y el escritor Harkaitz Cano, habían definido horas antes como “emotiva, juguetona, luminosa, dinámica y coral”. Así, Cayetana Guillén Cuervo, Miren Gaztañaga, Inma Cuevas y Eneko Sagardoy han compartido las tareas de presentadores en una función donde las flores han estado omnipresentes en un guiño a la que Willem Dafoe luce en el cartel oficial del Festival.
Precisamente, la canción Where Have All the Flowers Gone?, el himno folk inmortalizado por Pete Seeger, ha sido el hilo conductor de una gala en la que también ha habido espacio para el rock con la versión del Bicycle Race de Queen o el recuerdo póstumo para el músico donostiarra Rafael Berrio y su canción No pienso bajar más al centro, que ha servido para mostrar imágenes de la periferia de San Sebastián que no aparecen en Rifkin’s Festival.
Ha habido también ritmos balcánicos e incluso jazz de Nueva Orleans mezclado con la ezpatadantza, baile tradicional vasco interpretado por los miembros de la compañía Kukai al son de la música del quinteto comandado por Luis María Moreno Urretabizcaya, Pirata. No han faltado pequeñas dosis de humor y poesía, y Jon Maya, director de la gala y de Kukai, ha bailado un emotivo aurresku en honor de José María Riba, figura clave en la historia del Zinemaldia desde que en 1980 pasó a formar parte de su organización.