"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En Guinea Bissau el 10% de su población habla portugués y el 80% creole, su idioma materno. Sin embargo, la única lengua oficial de este país que reivindica su propia identidad, sigue siendo el portugués. ¿Cómo es posible que hayan pasado siglos comunicándose en otro idioma, escuchando otras músicas y viviendo otras culturas? Tras dos años trabajando para la Unesco en Guinea Bissau recuperando la memoria histórica del país, estas y otras cuestiones son las que trata de responder Gorka Gamarra, director de Lantanda: “Durante décadas les han hecho sentir como ciudadanos de segunda categoría por hablar creole, los gobiernos les consideraban indígenas salvajes por no utilizar el portugués. No existían políticas públicas en creole y las administraciones se movían exclusivamente en portugués”.
Pero a pesar de tanta represión, el creole es una lengua que ha seguido transmitiéndose de padres a hijos tanto durante la colonización como durante las últimas dictaduras y golpes de Estado. Y con la recuperación del creole, han recuperado su identidad cultural, su orgullo de africano y guineano. “En Europa ya todos asumimos la búsqueda de las raíces, por ejemplo en Euskadi tenemos a Barandiaran, Mitxelena, Axular o Azkue; en África falta esa gente, esa generación existía en los 50-60, pero fue destruida. No existen esas figuras que expliquen su propia cultura política o sus costumbres”, comenta un cada vez más emocionado Gorka.
Este licenciado en Derecho vivió dos golpes de Estado durante su estancia como cooperante en Guinea, así que la labor con las administraciones era muy complicada: “Ahora son conscientes de la importancia del creole para que la gente les entienda, pero la inestabilidad política, entre otros muchos problemas, ha hecho que el creole siga sin ser lengua oficial”.
La música es el hilo conductor de Lantanda y este recorrido comienza con el grupo Cobiana Jazz. “Por primera vez la gente escuchaba cantar en creole, con letras que hablaban de sus problemas. Al fin y al cabo se pasaron años escuchando fados por las emisoras, ¿y qué tienen que ver los fados con ellos?”, se pregunta Gamarra. Las letras han ido variando y ahora reivindican su identidad, su ser, con orgullo.
Tras dos años viviendo con ellos, Gorka les considera su gente, quiere que se hable de ellos, pero no como se habla en los medios de comunicación. Quiere mostrar su lucha por un futuro mejor, ese entusiasmo por dar una vida mejor a sus hijos. No le gusta el morbo, ni los estereotipos y la imagen que muchas veces se da de África.
Músicas, letras, voces y artistas se pasean por Lantanda y reivindican a través de la forma más bella posible: con dulzura y color, con alegría y esperanza, con lucha y palabras, una identidad y un ser mediante un idioma y mil músicas. n.a.