Ésta es la primera visita del director de cine y teatro británico John Madden a Donostia. Aceptó encantado cuando le ofrecieron ser miembro del Jurado. “Había oído hablar del Festival durante muchos años, tiene una reputación muy buena desde el punto de vista del cine, pero también como una ciudad para visitar, y cómo no, la tradición gastronómica, a la que espero sobrevivir”.
El director de Shakespeare in Love, protagonizada por Joseph Fiennes y Gwyneth Paltrow, que forjó su carrera en el teatro y la televisión antes de llegar al cine, se considera ahora “un visitante ocasional del teatro”, ya que invierte más tiempo en la producción cinematográfica. Actualmente, trabaja en la post-producción de The Debt, protagonizada por Helen Mirren y Tom Wilkinson.
El comienzo de su carrera está más relacionado con el teatro tanto escénico como radiofónico. ¿Cómo vivió la evolución hacia la dirección cinematográfica?
A pesar de que mi generación creció con las películas, la tradición teatral en mi país era, y sigue siendo, muy fuerte, con el actor como figura principal. Hay un grupo de directores británicos que comparte esa herencia conmigo. Fue una evolución muy natural, que también pasó por la televisión, donde había una mayor libertad de creación. Pero ahora, la tradición teatral ha vuelto con directores como Sam Madden y Dany Boyle, entre otros.
Esa tradición teatral es también trasladable a los actores británicos, con una gran formación en las tablas.
Sí, es cierto. Por ejemplo, Judi Dench contaba con una carrera teatral de gran reputación cuando empezó a hacer cine. Ella ya había realizado más películas antes de hacer Mrs Brown conmigo, pero no se consideraba actriz de cine, sino de teatro. A Dench, su vida en el teatro le ha dado un grado de profundidad y conocimiento sobre lo que hace, muy apreciable en la manera de comunicar su personaje.
Otro de los grandes ejemplos es Sir Ian McKellen, al que se le va a conceder el Premio Donostia en esta edición.
Es un perfecto ejemplo. Como en el caso de Judi Dench, su carrera cinematográfica empezó mucho más tarde, después de una larga carrera teatral. Nunca he trabajado con él, pero le admiro profundamente. Es muy emocionante verle en escena, arriesga mucho en su carrera y eso se aprecia.
Después de hacer la obra de teatro de Proof, realizó su versión cinematográfica, incluso con la misma actriz, Gwyneth Paltrow. ¿Cómo fue la experiencia de reinterpretar una misma historia en dos formatos?
Fue inusual. Lo hice como obra de teatro en primer lugar, sin intención de hacer la versión cinematográfica. Todo el mundo suponía que íbamos a intentar llevarlo a la gran pantalla. Al acabar la pieza de teatro, pudimos distanciarnos para ver cuál sería la manera de concebir la historia de un modo diferente. Un reto interesante. La interpretación de Gwyneth Paltrow fue adquiriendo más y más capas, una experiencia muy satisfactoria. Para ella tuvo una mayor intensidad, dado que, entre la obra de teatro y la realización de la película, falleció su padre, y Proof trata sobre temas de pérdida. Fue muy intenso para ella.
¿Se nota la crisis actual en la industria cinematográfica británica?
Sí. Se empieza a notar especialmente en dos aspectos diferentes. Por un lado, al intentar conseguir dinero para la producción de una película que aún no tiene respaldo, ya que los inversores piensan más dónde poner su dinero, más si creen que no tiene interés comercial. Por otro lado, se ha vuelto infinitamente más difícil vender las películas ya realizadas a distribuidoras, sobre todo las más sombrías y las apuestas más arriesgadas. Al fin y al cabo, tanto distribuidores como exhibidores quieren recuperar esa inversión, esperan un retorno.
¿No cree que no supondrá semejante cambio para los cineastas independientes que siempre han estado intentando sobrevivir y están acostumbrados a las “vacas flacas”?
Sí están más acostumbrados. Esas producciones salen adelante por la pasión que ponen en sus proyectos, y acaban por salir. Si la gente sigue respondiendo a ellas en festivales como éste, funcionarán. Es cuestión de ciclos. Ahora mismo, en Hollywood, “drama” es una palabra que no se puede usar para buscar financiación. Todos buscan comedias y películas de género.
¿Ve una gran diferencia entre las películas que se proyectan en un festival como éste y sus propias cintas, más comerciales?
No creo que el tamaño de la producción tenga nada que ver con ello. Lo agradable de los festivales es que descubres cintas que tienden a ser más personales e independientes porque no se ven sometidos a la sacudida de la industria. Los festivales están ahí para celebrar la voz individual del autor.
El Jurado Oficial de esta edición está compuesto por gente de carreras y origen muy diversos. ¿Conocía la obra de sus colegas?
Sólo en parte. Una de las satisfacciones de participar en un jurado como éste será sumergirme en sus trabajos una vez que llegue a casa. Es como un pequeño microcosmos multicultural de vida cinematográfica. ¿Dónde, sino, podría encontrar algo así?
Ane Rodríguez