"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Terence Davies propuso en La Biblia de neón (1995) un ejercicio muy atractivo: proseguir con su itinerario autobiográfico a partir de un texto ajeno. En los tres cortos que conforman The Terence Davies Trilogy habló en primera persona de su adolescencia y juventud. En Voces distantes y El largo día acaba imprimió los recuerdos de su niñez. En La Biblia de neón siguió hablando de él mismo, de la naturaleza solitaria de la infancia, la ausencia del padre, la relación con la madre, el primer paso hacia la madurez, el sexo y las canciones, tomando prestado un texto literario, el escrito por John Kennedy Toole en 1953 pero no publicado hasta 1989, veinte años después de que el escritor se suicidara.
Esta película de Davies define a la perfección esa sensación, tantas veces expresada en críticas y artículos, de que un artista lleva a su terreno un material ajeno; toma prestado lo que han hecho otros y lo convierte inteligentemente en parte de su mundo. Viendo La Biblia de neón se tiene la sensación de que el director vuelve a recrear las parcelas ocultas de su memoria, pero en realidad no está haciendo otra cosa que adaptar el texto escrito por otro. ¿Fueron tan parecidas las infancias del director y las del protagonista de la novela de Toole? Lo que hizo Davies, en un trabajado proceso de selección, fue coger de la novela original aquellas cosas que más se aproximaban a su propia experiencia. Y lo mejor es que las hizo suyas sin alterar, modificar o traicionar el espíritu del libro. Modélico proceso de adaptación, pues, ideal para los recurrentes debates sobre la relación entre el cine y la literatura, entre la literatura y el cine.
La película parte del recuerdo en sentido doble: recuerda Davies, a través de la escritura de Toole, y recuerda David, el protagonista del relato, viajando de noche en tren y evocando los días finales de su infancia en una población del sur de los Estados Unidos –eso sí cambia en relación al Liverpool natal del cineasta–, una comunidad de marcado acento baptista. Aunque la figura de la madre resulta relevante, como siempre en el director, y la del padre, desde la ausencia física, ejerce también una fuerte influencia en el drama, aún lo es más la de la tía del protagonista, una veterana cantante de night club, ajada pero lúcida, que se convierte en la mejor amiga y la única confidente de David en sus años de transición. Gena Rowlands brinda una de sus mejores composiciones en el papel de la tía Mae, como si aún la dirigiera su marido, John Cassavetes, y acepta el reto de cantar dos de esos preciosos estándares escogidos por Davies que marcan el sentimiento y la pauta del relato, “How Long Has This Been Goin’ On”, de George e Ira Gershwin, y “My Romance”, de Richard Rodgers y Lorenz Hart.
Davies abriría su cine a la literatura con La Biblia de neón, ya que su siguiente película, La casa de la alegría (2000), adaptó a Edith Wharton, y en 2007 realizó para la BBC Radio Drama una emisión de Las olas, la obra de Virginia Woolf. Ahora prepara un filme inspirado en un libro de Ed McBain, uno de los grandes de la novela negra.
Quim CASAS