"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En 2020, la escritora chilena Alia Trabucco publicaba “Las homicidas”, una obra de no ficción donde buceaba en la crónica negra de su país para rescatar cuatro casos criminales protagonizados por mujeres que desconcertaron a la opinión pública chilena. Dicho desconcierto, según la autora, vino motivado por la imposibilidad de asumir al sexo femenino como sujeto criminal activo, pues eso contravenía la imagen arquetípica de la mujer dulce, abnegada y cuidadora. De ahí que en el relato que se hizo de dichos homicidios se buscase invisibilizar la determinación de dichas mujeres a la hora de matar, blanqueando sus actos como producto de la histeria, la enajenación o la locura. El elemento transgresor que supone vincular el empoderamiento al hecho de asesinar fue lo que llamó la atención de Maite Alberdi cuando, desde Netflix, le hicieron llegar el libro de Alia Trabucco. De los cuatro casos desarrollados en él, la cineasta eligió el de la escritora María Carolina Geel quien, en 1955, asesinó a su amante, Roberto Pumerino, en el salón de té del Hotel Crillón: “Todo el proceso judicial estuvo encaminado a intentar entender las motivaciones de María Carolina. Pero ella nunca habló de esas motivaciones, ella quería ser juzgada por sus actos, no explicarlos. En este sentido, llama la atención que fueran otros los que la contaran, los que se aventuraran a especular que había detrás de ese crimen sin darle voz a ella. Fue el entorno social el que habló por ella”.
Desde este punto de vista, el mayor reto al que se enfrentó la cineasta chilena fue el de conferir visibilidad a una figura invisibilizada, para lo cual se sirvió de un personaje de ficción, una secretaria judicial que, fascinada por la personalidad de la acusada, se proyecta sobre ella en sus ansias de emancipación: “Esta es una película sobre mujeres que se miran. Las mujeres necesitamos mirarnos para seguir creciendo, precisamos de modelos para buscar esos espacios de libertad. Y ese es el gran tema de la película, más allá del crimen del que hablamos”, comentó Maite Alberdi en rueda de prensa. Dichas palabras fueron secundadas por la productora del film, Rocío Jaude, quien precisó: “Nuestra apuesta fue huir del sensacionalismo y darle la vuelta a la tradición del true crime buscando dirigir la mirada a un espacio de intimidad”. Atendiendo a la opinión de muchos de los periodistas presentes en la comparecencia, dicho empeño constituye el aspecto más interesante de la película.
Debut en la ficción
Por su parte, la actriz protagonista, Elisa Zulueta, habló del reto que le supuso interpretar un papel “que me exigió un cien por cien de concentración y una energía mínima”. La protagonista valoró, en este sentido, la mirada de documentalista de Maite Alberdi, quien con El lugar de la otra aborda su primer film de ficción, algo a lo que la propia directora restó importancia: “Por un lado, el libro de Alia Trabucco en el que nos inspiramos es un libro de no ficción. Como tal me resultó muy cercano. Me gusta pensar que El lugar de la otra es una suerte de documental de época. La única diferencia entre rodar documental o ficción es que aquí me he visto obligada a trabajar con otros materiales, como son los actores y las actrices, pero ese trabajo te lleva prácticamente a los mismos resultados que cuando haces documentales”.