Los cines Trueba acogerán hoy por tarde la proyección de los ocho cortos que compiten por los Premios Eusko Label, el primero dotado con 6.000 euros y el segundo, con 4.000 euros. Eusko Label es un apartado creado por el Festival de San Sebastián y el Gobierno Vasco a través de HAZI, empresa pública del Departamento de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca.
En la sesión se proyectarán los ocho microcortos finalistas: Acierto seguro / The Expert (Álex Alonso, Alessandro Meli, Yaiza Etxaniz Barcia), Ahozko tradizioa / Oral Tradition (Tradición oral) (Eneko Muruzabal), Bio bihoza / Organic Heart (Corazón bio) (José Luis Gómez), Bruno (Marta H. Susperregui), Erlauntza bat irekitzea / To Open a Hive (Abrir una colmena) (Nestor Urbieta Goenaga, Julieta Juncadella), La grieta (Alberto Castañeda, María Isabel Martínez), Las guardianas (Borja de Agüero) y Km 0 (Jon Martija Leunda).
El jurado encargado de dictar el fallo que se dará a conocer en la gala de clausura del día 28 ha estado presidido por Frédéric Boyer, director artístico de los festivales de Tribeca, Les Arcs y Reikiavik, y completado por Nagore Garcia, trabajadora del área de Comunicacion de HAZI, y Roberto Ruiz, chef de Hika Gastronomiko.
En la misma sesión también se han programado fuera de concurso los cinco cortometrajes que el Festival ha encargado a cineastas profesionales del ámbito vasco: Ángelus (Andrea Jaurrieta), Baratza batzarra / The Vegetable Garden Assembly (La asamblea del huerto) (Mikel Gurrea), Tomatearen katarsia / The Catharsis of Tomato (La catarsis del tomate) (Borja Crespo), Txalupa arina (Iratxe Fresneda) y Uva tinta / Red Grape (Jaione Camborda).
El Festival y HAZI abrieron en mayo el plazo para presentar al concurso los cortometrajes, que debían tener una duración máxima de tres minutos y estar realizados con un teléfono móvil. La temática de los filmes debía guardar relación con los objetivos de la sección Eusko Label, que promueve la difusión de mensajes positivos relacionados con la aportación que hace el medio rural y litoral y el primer sector de Euskadi a la sociedad urbana. También plantea divulgar el producto de proximidad del País Vasco a través del cine, así como potenciar y dar a conocer todo lo relativo a la sostenibilidad en el mundo agrario, ganadero y pesquero.
A concurso
En una granja, un experto en calidad de huevos de gallina analiza minuciosamente si son aptos para ser huevos Eusko Label. Después de varios intentos, por fin reconoce la calidad Eusko Label.
En un caserío vasco del siglo XXI, una joven aprende las labores del campo a través de canciones tradicionales. ¿Hasta cuándo se seguirán transmitiendo de generación en generación?
Antes de comérmelas, hago otra cosa artística con unas acelgas.
Bruno viaja a América en busca de un futuro mejor para él y para la familia que deja en Euskadi. Su madre espera impaciente sus cartas. Él echa de menos el hogar.
Arrate vive en Larraul, Gipuzkoa, donde produce miel ecológica y sus derivados desde una perspectiva que protege y regenera los ecosistemas polinizadores silvestres. Cada día, en sus colmenas, cuida de la abeja negra local.
Suena un réquiem en el caserío Iturralde de Tolosa. La de este año será probablemente la última cosecha de alubia de Tolosa. Demasiados años para Nicasio y Lourdes. Demasiado trabajo para un producto que, en este sembrado, es literalmente km 0.
Una pareja se enfrenta a la dificultad de mantener su relación a distancia. Uno trata de continuar, la otra se harta. ¿Por qué estar lejos si lo lógico es estar cerca?
Karla es una chica de 26 años, única heredera de una larga tradición de baserritaras y la primera en marcharse del país en busca de una vida diferente. Pero cuando su madre fallece, debe regresar y decidir sobre su futuro y la herencia familiar.
Fuera de concurso
Entre 1857 y 1859 Jean Françoise Millet pintó el cuadro de El Ángelus, una mirada sencilla y poética al trabajo de los campesinos, de los desheredados, como una conciliación del hombre y la naturaleza. Abilia, quien nació en Beire y algún día morirá en Beire, cuenta su historia enraizada a la poca tierra que cultivó su familia.
Mientras caminaba, me fijé en los asientos que hay en las huertas. Esperan a que quienes cuidan dichos huertos se sienten en ellos. Cada uno tiene su propia naturaleza, su forma, su manera de estar. Parece que hablan de cuidados. Se escuchan mutuamente, comparten ideas, herramientas, problemas y acciones.
Rojo y redondo, como un corazón.
El mar nos proporciona el juego, la risa, el alimento. El mar funciona como vehículo transmisor de saberes, de memorias, esas que viajan en embarcaciones ligeras.
Una tarde de vendimia niños y adultos pisan las uvas tintas.