Ayer tuvo lugar en el Club de Prensa del Kursaal la presentación del libro “Italia violenta. El cine policiaco italiano”, un volumen coeditado por el Festival y la Filmoteca Vasca que acompaña la retrospectiva programada en esta edición del Zinemaldia. El autor de la obra, Felipe Cabrerizo estuvo presente en el acto flanqueado por Quim Casas, miembro del comité de selección del Festival y autor del prólogo del libro, y por Franco Nero, rostro icónico del poliziesco italiano y protagonista de El día de la lechuza, una de las películas incluidas en el ciclo y cuya proyección fue presentada por el propio actor el pasado lunes.
Quim Casas presentó el acto aludiendo a que la retrospectiva Italia violenta “pretende ser una panorámica amplia del cine criminal italiano y no solo del poliziesco propiamente dicho. En este ciclo hemos querido rescatar obras que han quedado escondidas e incluso mancilladas por su tratamiento de la violencia”. Una idea en la que incidió Felipe Cabrerizo, destacando que el aspecto más importante de su investigación fue “poner en valor esa capacidad que siempre ha demostrado el cine italiano para tomarle el pulso a la realidad social de su tiempo”. En este sentido, Cabrerizo destacó la necesidad de atender al contexto social y político en el que se alumbraron películas como las proyectadas en la retrospectiva y subrayó cómo “el cine criminal italiano reflejó los años del boom económico durante los 60 e hizo lo propio en los 70 con los llamados años de plomo. Se trata de un género tan imbricado en la propia sociedad que incluso su colapso aconteció en paralelo al colapso político que vivió Italia durante los primeros años 80”.
El actor Franco Nero, un pozo de anécdotas a sus 83 años, con una filmografía a sus espaldas que le ha llevado a trabajar en treinta cinematografías distintas y a rodar en casi cien países, incidió en la paradoja que supone la reivindicación de un tipo de cine que siempre mereció consideración de serie B: “En Italia toda película que no fuera escrita por el propio director era, a ojos de la crítica, serie B. Lo curioso es que fue la serie B la que tiró del cine italiano en aquellos años. Los polizieschi que rodé con Castellari o los spaghetti western que hice con Corbucci se vendieron a prácticamente todos los países del mundo y fueron las que permitieron a sus productores financiar películas como las de Damiano Damiani o Elio Petri”. Asimismo Nero se sinceró sobre su participación en El día de la lechuza, una de las películas más importantes de su filmografía que, sin embargo, estuvo a punto de no hacer: “Cuando me llegó aquel guion lo rechacé. Fue mi mujer de entonces, Vanessa Redgrave, la que me dijo ‘¿pero estás loco? ¿tú sabes quién es Leonardo Sciascia?, tienes que hacer esa película”. De entre todos los cineastas con los que ha trabajado, Nero evocó su complicidad con Enzo G. Castellari y el impacto que las películas que rodó a sus órdenes tuvieron en Quentin Tarantino, alguien capaz de sorprender al actor recitándole líneas enteras de diálogo de algunas de sus películas más icónicas.
Para Franco Nero, los años 70 fueron no solo la época de esplendor del poliziesco sino del propio cine italiano: “En aquellos años se rodaban más de 400 películas, había trabajo para todos y la gente iba al cine a ver nuestro trabajo. Luego llegó la televisión y arruinó el cine. En aquel entonces las películas se hacían porque había un director que tenía una idea y convencía a unos productores. Hoy, sin embargo, son los ejecutivos de las televisiones los que determinan qué se debe rodar y que no. Ver cine por televisión o en una plataforma no te convierte en espectador, porque mientras miras una película estás haciendo otras cosas. Una cosa es tener la televisión encendida y otra prestarle tu atención a lo que están emitiendo”.
Jaime Iglesias Gamboa