La tercera Film Talk de esta edición del Festival de San Sebastián tuvo como protagonista a Sean Baker (New Jersey, 1971). Director ya de culto del cine independiente estadounidense por filmes como The Florida Project (2017), la admiración que suscita entre los cinéfilos se pudo palpar ayer en la Sala de Cine de Tabakalera. Fue una lección magistral moderada por la cineasta catalana Elisabet Cabeza, que empezó recordando el mayor logro de la carrera de Baker: Anora, su último film, es el ganador de la Palma de Oro de Cannes 2024. “Todavía lo estoy procesando”. Baker y su equipo nunca sospecharon poder hacerse con el premio más prestigioso de entre todos los festivales internacionales de cine. “Cuando te llaman del festival para que asistas a la gala de clausura, sabes que algún premio te cae. La gala iba avanzando, no nos llamaban al escenario y todo nuestro equipo se empezó a mirar con caras de póker. Por si fuera poco, antes de la Palma de Oro tuvo lugar la entrega del premio honorífico a George Lucas por parte de Francis Ford Coppola. Tenía a mis dos héroes enfrente y yo no podía ni prestar atención de los nervios. Lo que pasó después lo tengo completamente borrado de mi memoria”. Un sueño hecho realidad que no espera que le proporcione ofertas para dirigir la próxima de Marvel. “Yo ya estaba en un momento de mi carrera con las cosas claras, feliz con las películas que estaba logrando realizar. El premio me puede permitir seguir confiando en el cine que quiero hacer”. Un cine que desafía los tabúes que el cine norteamericano acarrea. “Me gusta retratar a personajes que persiguen el sueño americano y poner el foco sobre situaciones que Hollywood es incapaz de retratar bien”. Es el caso de lo que parece ser su tema favorito: el trabajo sexual. Anora es la quinta película del director que retrata ese mundo, recorriendo su gran país en busca de los paisajes y comunidades que atesoren el valor de la verdad. Brooklyn, Orlando, Texas, los valles de California, el mismo Hollywood… todos son escenarios que Baker explora hasta el último detalle. Tanto es el tiempo que dedica a integrar la mirada de los habitantes de esos lugares, que cada vez se ha querido mudar donde pasan sus películas. Los resultados de su forma de trabajar las localizaciones y la confianza que deposita en sus directores de fotografía han impactado a la crítica de todo el mundo. “No soy el mismo desde que vi cómo Alexis Zabe (director de fotografía de The Florida Project) conseguía plasmar estéticamente la mirada de ilusión e inocencia de los niños que viven en los apartamentos cerca del inaccesible DisneyWorld”.
Lo que Baker no deja en manos de terceros es el proceso de casting. “Para mí es lo más importante y quizá el ‘crédito’ del que me siento más orgulloso”. Él y su esposa, Samantha Quan –presente en la sala e igualmente ovacionada cuando tomó la palabra–, tienen el radar activado todo el tiempo: en la calle, viendo los estrenos más indies del año y navegando por Instagram.
Preguntado sobre sus influencias, no dudó en citar a dos españoles. Por un lado, el icono del underground, Jess Franco (1930-2013): “La forma de filmar a su musa, Soledad Miranda, me ha marcado mucho”. El cineasta estadounidense también se declaró admirador del vasco Eloy de la Iglesia (1944-2006): “En la Universidad de Nueva York no nos llegaba ese cine. Lo he descubierto hace unos cinco años y me siento más alineado con él que con Fellini”. La mención no es gratuita: para construir su Anora se adentró en un referente indiscutible por los paralelismos del guion. Se trata de Las noches de Cabiria (Federico Fellini, 1957), que, igual que nuestro director en Anora, rehúye la mirada puritana de Hollywood sobre el trabajo sexual. Baker crea personajes controvertidos: “El público puede identificarse con personas que no podría soportar en la vida real”. Esa apertura es incluso política. Sean Baker afirmó que sus películas, duras pero no moralistas, encuentran defensores en los dos extremos opuestos de la política americana, desde Democracy Now hasta en el sector del conservador que representa una figura mediática como Ben Shapiro.
¿Próximos proyectos? Baker dejó claro que, aunque no lo parezca, aun no ha hecho ni una sola película sobre sexo. Ahí lo dejamos.
Marc Barceló