"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Con Bird, la británica Andrea Arnold vuelve a sus orígenes. Tras irse a los Estados Unidos para dirigir American Honey en 2016, a la que siguieron varios episodios de la serie Transparent y la segunda temporada íntegra de Big Litte Lies, en una experiencia no muy agradable ya que la productora remontó gran parte de su trabajo, regresa al Reino Unido.
Ya lo hizo en 2021 con Vaca, el sorprendente documental sobre la vida cotidiana de una vaca desde que nace hasta que es sacrificada en una granja del Reino Unido. Pero con Bird, la ganadora de tres Premios del Jurado del Festival de Cannes por Red Road en 2006, Fish Tank en 2009 y American Honey en 2016, y de la Carroza de Oro de la Quincena de Cineastas de Cannes como reconocimiento a toda su carrera en 2024, vuelve a los barrios populares y humildes de su país y al retrato de familias desestructuradas y personas con problemas para encajar en su entorno, temas que caracterizan su cine. Y lo hace con esta especie de cuento para adultos con su doncella, su madrastra, su ogro, su sapo encantado, su especie de príncipe encantado y su toque mágico.
kiya Adams), una chica de doce años que vive de okupa con Bug, su jovencísimo padre (Barry Keoghan), y su hermano mayor, Hunter (Jason Buda). Bug está a punto de volverse a casar con otra mujer que a su vez tiene otra hija, y está demasiado preocupado en conseguir dinero para pagar la boda como para hacer caso a su hija. Su madre, que la abandonó siendo un bebé, vive junto a sus tres medio hermanos en una casa caótica y desordenada con un hombre violento y autoritario de quien prefiere estar lo más alejada posible. Una familia desestructurada de manual. Pero a pesar de esta situación, Bailey y “sus familias” viven demasiado al margen como para que los servicios sociales puedan hacerles caso.
Cuando Bailey encuentra a Bird (Franz Rogowski), un hombre en busca de su familia y con una relación especial con los pájaros, entrarán en su vida la belleza, la armonía y la serenidad. Apoyándose en la excelente fotografía de su colaborador habitual Robbie Ryan, Arnold mantiene la mirada sensible hacia sus personajes, su exploración de las emociones y las dificultades cotidianas de los desfavorecidos, su apuesta por el realismo crudo e implacable, pero en Bird se permite la introducción de elementos fantásticos y mágicos que actúan como válvula de escape frente a la sordidez del entorno de su protagonista. Este contraste es el que hace de Bird una película atípica en la filmografía de Arnold. Con Bird retoma ambientes, personajes y tonos ya conocidos. Pero encuentra una forma de escapar de una realidad dura e implacable a través de la fantasía.
La gran sorpresa de la película es su protagonista, la debutante Nykiya Adams, capaz de destacar y lucirse junto a Keoghan y Rogowski, dos de los actores más reconocidos, más intensos y magnéticos de su generación. Al irlandés Keoghan lo conocimos como el inolvidable Martin en El sacrificio de un ciervo sagrado de Yorgos Lanthimos. Luego vinieron Dunkerque de Christoper Nolan, la serie Chernobyl, su nominación al Oscar por Almas en pena de Inisherin y Saltburn de Emerald Fennell, donde era lo más salvable de la función. Al alemán Rogowski lo hemos visto en Happy End de Michael Haneke, en En tránsito y Ondina. Un amor para siempre de Christian Petzold, y recibió numerosos premios por su interpretación en Great Freedom y por su espectacular doblete del año pasado con Passages de Ira Sachs y Disco Boy de Giacomo Abbruzzese. Y Nikiya Adams consigue brillar junto a estas dos bestias de la interpretación.
Carlos Elorza