"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Mati Diop (París, 1982) fue galardonada con el Gran Premio del Jurado en Cannes por Atlantique (Zabaltegi 2019) y regresa cargada con otro de los gordos: Su último largometraje mereció el Oso de Oro en la pasada edición de la Berlinale. Es la película inaugural de Zabaltegi-Tabakalera. Al estreno siguió un estimulante coloquio en streaming con la realizadora, recibida en la gran pantalla con aplausos y alabanzas del público.
Dahomey es un film de apenas 60 minutos acerca de la descolonización patrimonial en los museos franceses y el impacto en la sociedad de Benín, en África occidental. La directora franco-senegalesa sigue la repatriación de 26 piezas del tesoro real del reino perdido de Dahomey. Ese territorio fue nido de las lenguas que hablan los descendientes actuales, ahora ciudadanos todos de una república unificada. Diop envuelve la documen tación visual del hecho en un tono de fábula y misterio. El punto de vista y la voz en off que nos guía quieren ser las de un rey antiguo llamado Ghezo –inmortalizado en una de las esculturas– que se ve empujado a un viaje de retorno a su tierra natal.
La idea del film nació como una ficción futurista cuando, en 2017, el presidente francés, Emmanuel Macron, habló de “restituir” las obras de arte expoliadas durante las colonizaciones. “Yo sabía que todo el arte africano estaba en museos europeos. Pero, por extraño que parezca, no habido tomado consciencia de lo que significa. Fue una bofetada. Darme cuenta de mi descuido, siendo afrodescendiente, fue el inicio de la película”. En ese entonces, Diop estaba aún escribiendo su ópera prima. Decidió, sin embargo, que en su segundo film una máscara africana hablaría durante una hipotética repatriación, que ella situaría en 2070.
La realidad siempre gana a cualquier pronóstico. En otoño de 2021 la prensa le avisó a tiempo: “Leí que Francia iba a devolver las 26 obras de arte beninesas en dos semanas”. Dadas las circunstancias, Diop organizó el rodaje con toda celeridad mientras su idea futurista devenía un documental financiado por instituciones culturales francesas de renombre, como Arte France.
Hacia la mitad del metraje de Dahomey, la narración letárgica del relato del rey-estatua muta. Nos encontramos en un aula universitaria, a modo de ágora clásica, donde unas cuantas decenas de jóvenes benineses discuten sobre el significado, causas y consecuencias de la llegada de una pequeña parte (¡26 obras de las 7.000 que conserva Francia en total!) de su patrimonio. Diop orquestó ese debate después de comprobar la falta de interés de la Universidad de Abomey-Calavi; fruto, según ella, de la censura que se sufre en la República de Benín. “Hicimos un casting para encontrar a jóvenes con visiones personales, inesperadas y opuestas entre ellas. Y dispuestos a hablar libremente a pesar de la censura”, pues el presidente de Benín, Patrice Talon, no queda libre de crítica por semejante operación propagandística, según algunos universitarios.
Mati Diop es consciente del impacto de filmar esa escena: “Lo que ha pasado en Benín es una repatriación, nada más. Una restitución es mucho más profunda. Que los jóvenes puedan apropiarse de lo que sucede ‘es’ restituir. Para mí, la película es una restitución en sí misma”.