La directora francesa Claire Denis tiene un amplio recorrido en festivales de cine y una buena cosecha de premios en su haber. En San Sebastián compitió por la Concha de Oro en 2018 con High Life, que ganó el premio FIPRESCI. Ahora vuelve al Zinemaldia para estar al otro lado, en la labor de presidenta del Jurado Oficial.
¿Ser jurado puede ser una responsabilidad en un festival incluso mayor que venir a competir con su propia película?
Es una responsabilidad diferente. Es muy distinto presentar una película, que una lo que tiene es una responsabilidad sobre un trabajo ya realizado, que venir a cumplir por un trabajo a realizar. Y desde luego es una responsabilidad importante, especialmente si eres la presidenta. Para mí, además de valorar las películas, ser presidenta significa tratar de comprender a las personas con las que trabajo. Y que ellas me entiendan a mí, por supuesto. Tengo la responsabilidad de traducir sus emociones, a la vez de ser muy sincera conmigo misma. El espacio común es la confianza.
¿Ha acordado con los demás miembros del jurado algún método de trabajo en particular?
El método es sencillo: ver la película, tomar unas notas, las comentamos informalmente durante las comidas… Y por supuesto, celebrar sesiones de deliberación, pero de momento sólo hemos tenido una.
¿Y qué tal están yendo esas deliberaciones?
Muy bien. Es muy interesante porque somos personas muy distintas que procedemos de diferentes espacios profesionales del mundo del cine: realizadores, actrices, productores, una fotógrafa… Un grupo muy bien elegido.
La diversidad es enriquecedora pero, ¿no puede suponer una dificultad en algún momento?
En absoluto. Anoche tuvimos una muy buena sesión de deliberación; me pareció genial que este grupo tan diverso nos entendiéramos tan bien y que al final sentíamos lo mismo. Está claro que todos somos complementarios.
¿Pueden esos debates que mantienen entre ustedes trasformar la percepción inicial con la que salía de la sala de cine?
No estoy muy segura, pero como estar en un jurado implica verbalizar lo que has sentido tú, puede que en algunos aspectos muy sutiles consigas abrir una puerta que todavía no se ha abierto en los demás. Lo maravilloso de estar en un jurado es que compartes el cine. ¿Influye su propia manera de hacer cine a la hora de ejercer su labor como jurado?
Honestamente, no lo sé. Pero seguro que sí que influye mi manera de ser espectadora y que tiene mucho que ver con eso de compartir el cine. Me encanta descubrir las películas en una sala con más gente, desde luego no en una pantalla de ordenador. Me gusta mucho compartir las películas, no sólo después para hablar de ellas, también cuando las veo, prefiero no verlas sola. Estar en un cine te aporta precisamente eso: oyes la respiración de la gente, compruebas sus reacciones, asistes a los aplausos sinceros… Y en todo esto, debo decir que ir a ver las películas en este festival es maravilloso, es un público formidable que llena las sesiones desde primera hora de la mañana. Es algo muy poderoso.
¿Qué es para usted lo mínimo que tiene que tener una ganadora de la Concha de Oro?
Sencillamente, la película me tiene que conmover de manera sincera. A partir de ahí, pueden añadirse muchas cosas.
Usted es una mujer directora que se ha ganado hace tiempo un prestigio en el mundo del cine y en los festivales, donde ha ganado muchos premios. Pero durante demasiado tiempo esas mujeres que lo conseguían eran una minoría muy pequeña. Pero sí hemos comprobado que en los últimos tres o cuatro años, en los festivales más importantes del mundo como Cannes, Venecia, Berlín, o la propia San Sebastián, se están concediendo en la mayoría de los casos, el premio principal a películas dirigidas por mujeres. ¿Están las mujeres cambiando la cara y la mirada del cine contemporáneo?
Yo desde luego me alegro muchísimo, y me encanta ver a todas esas jóvenes directoras de cine con talento haciendo buenas películas. Eso es lo primero, y al fin y al cabo, lo más importante. Los premios son un añadido. Respecto a si aportamos una nueva mirada en el cine, a mí me han preguntado a menudo por esa mirada femenina en el cine, y siempre contesto que no lo sé porque yo siempre he sido mujer. Pero sí es verdad que en alguna película he detectado por detalles muy específicos, y lo he sentido profundamente, que tanto quien dirigía como quien se encargaba de la fotografía, eran mujeres.
Gonzalo García Chasco