"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La sección New Directors tiene un reparto de renombre con el primer largometraje del director sueco Niclas Larsson (Malmö, 1990). ¿Qué pasa si metemos en una versión vintage (por no decir decadente) de IKEA a una cabezota Ellen Burstyn y unos desesperados Ewan McGregor, Rhys Ifans y Lara Flynn Boyle?
La respuesta es un film surrealista que dejará desconcertado al espectador, que, en mitad de la vorágine y desprovisto de contexto, podría ver pasar un unicornio por la pantalla y le encontraría el mismo sentido que al resto de la trama. Ese es precisamente el encanto que encontró el joven cineasta en la novela en la que se inspiró, “Mamma in soffa”, del autor Jerker Virdborg, y es el encanto que encontrarán los espectadores en el cine. “Empecé a leer esa novela en la pandemia, leí solo las diez primeras páginas y supe que tenía que llevar la historia a la gran pantalla, así que dejé de leer y escribí el guion imaginando qué iba a ocurrir después”, cuenta Larsson.
Esas diez páginas que leyó eran la premisa y futura sinopsis de la novela: tres hermanos se reúnen en una vieja tienda de muebles porque su madre se ha atrincherado en un sofá y se niega a levantarse. Visto esto, ¿qué podía pasar a continuación? Larsson pensó por qué la madre (interpretada por Ellen Burstyn) querría quedarse ahí sentada día y noche y cómo superaría cada uno de los hermanos la situación. “Cuando terminé el guion terminé de leer la novela de Jerker Virdborg y no se parecían, claro, pero fue fascinante porque la esencia del desenlace sí coincide”, confiesa.
Ese guion fue precisamente el que consiguió que todos los actores se subieran al carro de su primer largometraje, algo casi inaudito. Larsson cree que la clave fue que cuando les dio el guion se encontraron con unos personajes que eran todo un desafío. El director sabía que era complicado porque, en sus propias palabras, la película es en cierto sentido una locura, por eso tuvo suerte de que ellos supiesen ver más allá del texto. “Quedé a tomar un café con Ellen Burstyn y eso fue alucinante, estar con ella hablando de mi guion. Para mí, la esencia de la película es ‘Ellen Burstyn en un sofá’, simplemente eso”.
El protagonista principal es David (Ewan McGregor), un padre que no consigue cumplir las expectativas ni como marido ni como padre ni como hermano ni como hijo. Aunque empieza con un perfil bajo e intentando controlar la situación, según avanza el film va tocando suelo y desquiciándose hasta niveles surrealistas, sin que lleguemos a saber si todo lo que vemos está ocurriendo de verdad o son imaginaciones del personaje. Este cambio está muy bien llevado con la música. “Quería que la música fuese David, por eso va en armonía con sus sentimientos. Hacia la mitad de la película se da ese cambio sustancial en su estado anímico y en su cordura, así que hay un cambio también en la música”, añade para destacar ese trabajo de sonido que no pasa desapercibido en la película.
No muchos cineastas tienen la oportunidad de contar con nombres famosos en sus primeros trabajos, así que Larsson sabe que es un privilegiado. Él tiene claro que la clave está en hacer algo con el corazón y en rodearse de personas con talento, como ha podido hacer él. “Al principio te pone nervioso pensar que vas a dirigir a Ewan McGregor, pero cuando esa primera impresión pasa, solo quedan dos personas que tienen pasión por lo mismo, por el cine, y eso es todo lo que importa”. Y parece que esa pasión ha estado presente más que nunca en el film, ya que cuando se presentó en el festival de Toronto, McGregor se emocionó al verla y declaró que era la película que había estado esperando.
I.M.