"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Tercera jornada del Festival y por tercer día consecutivo tuvimos un film de animación en Sección Oficial, esta vez, además a concurso. El sueño de la sultana, ópera prima de la donostiarra Isabel Herguera es el segundo film de estas características que compite por la Concha de Oro, un hito que fue celebrado por los responsables del largometraje poniendo el énfasis en una idea que fue verbalizada por la productora ejecutiva de la película, Chelo Loureiro: “El cine de animación no es un género, sino que a través de él se puede contar cualquier tipo de historias. Muchas veces a los programadores les cuesta apostar por este tipo de propuestas, pero, poco a poco, estamos consiguiendo derribar tabúes, como pasa también con el tema de las mujeres”.
Y es que, El sueño de la sultana es una película que no oculta su militancia feminista. De hecho, el germen del proyecto fue el cuento homónimo escrito por la autora bengalí Rokeya Hussain en 1905, un relato utópico donde se describe un mundo gobernado por mujeres tras haber tomado éstas las riendas de su propio destino. Cuando este texto cayó en manos de Isabel Herguera fue una revelación, tal y como reconoció la propia directora: “A los diez minutos de acabar de leer aquellas páginas supe que quería reconstruir en una película ese país de las mujeres imaginado por la autora. Pero luego pensé que nuestro propio viaje hasta dar con esta historia y nuestra investigación en torno a la figura de Rokeya también merecían ser contadas. Fue en ese punto cuando asumí que el formato cortometraje nos iba a resultar insuficiente y cuando optamos por hacer un largo”.
Un relato con muchos pliegues
Esas tres líneas argumentales que confluyen en el film están narradas a partir de diferentes técnicas de animación, lo que redunda en la apabullante riqueza visual que atesora el film, algo que fue puesto en valor por los distintos periodistas presentes en la rueda de prensa. Según explicó su directora: “Al recrear el país de las mujeres nos servimos de la técnica del tatuaje temporal para los dibujos, mientras que cuando contamos la vida de Rokeya nos inspiramos en el teatro de sombras que era un arte muy popular en los años en los que ella escribió su obra. Por último, todo lo referente al viaje de Inés lo hicimos con una animación 2D”.
Esa variedad de técnicas en lo referente a lograr articular una narrativa, confiere al film un carácter fragmentado tal y como reconoció la propia directora: “Esta película está armada como si fuera un puzle: conforme creábamos las imágenes les poníamos banda sonora y las juntábamos con otras imágenes para ver el efecto que tenían y si aquello funcionaba narrativamente. Sobre ese proceso fuimos armando el guion de la película”. Gianfranco Serra, autor de la música del film y coguionista de éste quiso, por su parte, destacar el trabajo realizado por el departamento de sonido a la hora de conferir una identidad sonora a la película. Asimismo, reconoció la cantidad de guiños que atesoraban las imágenes que habían creado donde lo mismo cabe hallar planos hitchcockianos que personajes buñuelianos o referencias al cine de Fellini, Antonioni o Bergman. Unos homenajes cinéfilos que confieren al film un aire culto que, según comentó algún periodista, podría ir en contra del recorrido comercial del film, algo que fue desmentido por sus productores convencidos de que, como dijo Mariano Baratech, “los posibles públicos de El sueño de la sultana han ido apareciendo durante todo este tiempo y seguro que van a aparecer más”.
Jaime Iglesias Gamboa