Presentada en la última edición del Festival de Berlín, Past Lives es la ópera prima de Celine Song, una película plena de referencias autobiográficas Como ella, la protagonista del film, Nora, es una dramaturga de origen coreano que abandonó su país natal a los doce años para instalarse en Canadá. En la primera escena del largometraje vemos a Nora sentada en la barra de un bar entre dos hombres, un coreano y un neoyorquino. Una voz en off invita al espectador a determinar qué tipo de vínculo une a estas tres personas. Esta escena, según la directora, fue la que determinó el punto de partida de Past Lives: “Yo estaba en un bar junto a mi marido y un amigo coreano que había venido de visita a Nueva York. Iba traduciendo lo que decían el uno y el otro, y me di cuenta de estar ejerciendo de mediadora entre personas de diferentes culturas, pero también entre dos partes de mi propio ser. Fue en ese momento cuando pensé: ¿por qué no desarrollo esta sensación en un guion?”.
Cuestionada acerca de por qué escogió el cine (medio en el que no tenía ninguna experiencia) en lugar del teatro para poner en pie esta historia, Celine Song comenta: “Tenía todo el sentido hacer una película. El tiempo y las localizaciones en el cine tienen un peso que no tienen en el teatro y eran dos elementos fundamentales de esta historia. Retratar a los personajes como niños y luego como adultos era algo que demandaba una y una verdad que solo podía darme la cámara”.
Past Lives narra el vínculo que se establece entre Nora y su amigo Hae Sung mientras viven su infancia en Seúl. Posteriormente Nora emigra con su familia a Canadá y ambos se separan. A través de Facebook retoman el vínculo doce años después. La atracción entre ambos persiste, pero las mismas herramientas tecnológicas que han posibilitado su acercamiento son las que frustran que éste dé lugar a algo más: “La tecnología muchas veces nos procura una sensación de proximidad tremenda y eso a su vez genera un placer inmediato. Pero una vez se da ese acercamiento, hay un deseo evidente por vivir momentos de intimidad con esa persona, por sentir su tacto, su olor y ahí la tecnología resulta frustrante”. Unos años más tarde, Noa y Hae Sung terminan por encontrarse en Nueva York, pero a esas alturas de su vida ninguno de los dos es la misma persona: “En el lenguaje cotidiano hablamos de ‘nuestra vida pasada’, esa expresión evoca un cambio de estatus y mi película habla sobre ese cambio”.
La directora también habló de la ambigua relación que se va tejiendo entre los protagonistas de su película: “No hay ninguna palabra para describir el vínculo que hay entre ellos. No son desconocidos, pero tampoco amigos y mucho menos amantes. Aun así, hay una conexión entre ellos que persiste a través del tiempo”. La naturalidad que emana de estos personajes a la hora de mantener ese vínculo sin someterlo a grandes momentos de tensión dramática fue justificada también por Celine Song: “Yo quería reflejar un amor real, un amor diferente a la idealización que el cine suele hacer de ese sentimiento. A veces el amor puede ser algo tan sencillo como escuchar al ser amado. Mis personajes se preocupan por las necesidades de la otra persona”. En este sentido, Past Lives es una película que refleja algo tan simple, y tan complejo a la vez, como el hecho de vivir y la soledad que suele acompañarnos a la hora de gestionar nuestras emociones: “Todos tomamos decisiones para materializar nuestros sueños y en ese viaje hacia la plenitud nos sentimos a menudo bastante solos –explica Celine Song–. Eso es lo que vive Nora. El regalo que le brinda su amigo es la posibilidad de decir adiós a esa niña pequeña que fue. Por eso el final de la película se cierra con un flashback que nos lleva, de nuevo, a la infancia de los personajes”.
Jaime Iglesias Gamboa