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A sus 83 años el cineasta neerlandés Paul Verhoeven sigue dando de qué hablar. Director libre, provocador y controvertido, en sus cinco décadas de carrera no ha dejado a nadie indiferente. Su última película, Benedetta, se proyecta estos días en Perlak tras haber sido proyectada en el pasado Festival de Cannes. Ausente el director, correspondió a su protagonista, la actriz belga Virginie Efira, representar la película en Donostia: “Yo he crecido viendo sus películas y la verdad es que me encanta formar parte de esa larga nómina de personajes femeninos fuertes que jalonan su filmografía. Es cierto que sus películas a menudo no son naturalistas en un sentido estricto y están salpicadas con elementos kitsch, pero en casi todas ellas hay un cuestionamiento de la cultura del patriarcado. Creo que más allá de lo oportunista que pueda sonar decirlo ahora, Paul Verhoeven tiene una mirada feminista”.
Efira reconoce que el papel que interpreta en Benedetta está plagado de ambigüedad y que el director del film potenció ese componente, lo que a ella le resultó bastante estimulante como actriz, “porque esa complejidad se basa en categorías complementarias. Benedetta es una manipuladora, pero, a la vez, posee una fe sincera y una cosa no entra en contradicción con la otra. Yo, como actriz, pude escoger cual de las dos facetas potenciar y Paul me dejaba libertad para ello”. A pesar de las escenas de sexualidad explícita entre religiosas que contiene la película y el mini escándalo que se generó en Cannes en este sentido, la protagonista de Benedetta no tiene la percepción de que la película haya suscitado controversia en su llegada a las salas: “En Francia, al menos, no ha habido reacciones airadas; no, al menos, como las que hubo hace treinta años cuando Scorsese estrenó La última tentación de Cristo y hubo protestas en la puerta de los cines donde se proyectaba. Ahora ya no se dan ese tipo de respuestas y es muy positivo, claro, porque es la demostración de una sociedad madura donde la pluralidad es admitida. Pero tengo que confesar que me gusta que el arte, que el cine, suscite debate e incluso polémica. A veces tengo la sensación de que hoy en día todo está homologado y que los gustos del público vienen definidos a partir de algoritmos, lo que me resulta bastante triste”.
Según la actriz, esa aceptación de la película quizá haya venido dada por su fidelidad al original literario que la inspira, el ensayo “Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy”, escrito en los años 80 por la historiadora estadounidense Judith C. Brown: “Es un libro muy riguroso y documentado que refleja el primer juicio por lesbianismo que hubo en el seno de la Iglesia católica. En ese sentido, no partimos de cualquier material sino de un texto académico de gran prestigio. El guion de Benedetta, en un 90% está basado en dicha obra, aunque me encanta esa ironía que Paul introdujo en la historia buscando potenciar su conexión con el momento político actual”. Para Virginie Efira resulta interesante ese nuevo enfoque que la antropología de género está ofreciendo sobre el rol de determinadas mujeres en la Historia y el modo en el que el cine recoge ese revisionismo.
Jaime Iglesias