"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Tras rodar su primer trabajo juntos, The Last Race, los estadounidenses Michael Dweck y Gregory Kershaw se fueron de vacaciones al Piamonte italiano. Allí se toparon con un escenario que prácticamente parecía un “set de rodaje” y unas personas muy singulares y auténticas cuya vida giraba en torno a la trufa blanca.
Pese a que la región es conocida internacionalmente por este lujoso producto, todo lo que la rodea se guarda con absoluto secretismo por parte sus habitantes. Nadie en el lugar quiere decir dónde se encuentran las trufas y eso que son habituales las excursiones para turistas en su búsqueda. “En realidad son los propios guías los que ponen las trufas en determinadas sitios para hacer creer a los turistas que las han encontrado”, cuentan los cineastas.
Intrigados por ese secretismo, Dweck y Kershaw decidieron volver e instalarse en el lugar. Poco a poco fueron ganándose la confianza de los habitantes del Piamonte y “rompiendo las barreras”. Para Dweck el gran reto de su trabajo ha sido “haber logrado entrar en una comunidad de una forma tan íntima”.
Pese a que los verdaderos cazadores tienen entre setenta u ochenta años, los realizadores reconocen que técnicamente no fue fácil seguirles los pasos: “Estan muy en forma y en sus noches de caza son capaces de recorrer entre quince o veinte kilómentros por bosques y caminos llenos de barro”.
Rápidamente, Dweck y Kershaw comprobaron la especial relación que cada uno de los cazadores tenía con su perro. “Les hablan de su vida e incluso mantienen conversaciones secretas con él”, afirman.
Por eso decidieron dar protagonismo a los animales y mostrar planos de la búsqueda de la trufa desde su perspectiva. “Probamos con muchos gadgets modernos y tecnológicos pero, al final, el zapatero del pueblo inventó un artilugio que se acoplaba perfectamente a los perros y no les incomodaba”.
Los cineastas explican que la forma de rodar este documental, cuyo rodaje duró tres años, fue muy íntima y paciente. “Éramos un equipo muy pequeño y nos pasábamos horas y horas buscando el momento idóneo para filmar, incluso había días que no realizábamos ninguna toma”, señala Kershaw.
El objetivo de los creadores con este documental es sumergir al público en un estilo de vida tradicional que debe preservarse. “La caza de trufas va a continuar pero no con estos hombres ni de esta forma”, lamentan. Por eso, están llevando acciones y participando en campañas para preservar los bosques del Piamonte y la caza de la trufa.
Ninguno de los protagonistas de The Truffle Hunters ha visto la película, solo el poster. “Lo harán el 21 de noviembre durante el Festival de Torino en una proyección a la que
acudirán cazadores y perros”, revelan sus creadores.
Como no podía ser de otra manera, la cena temática correspondiente a la película girará en torno a la trufa. Edorta Lamo del restaurante Arrea! en Álava, Óscar García del Restaurante Baluarte de Soria y Andrea Tumbarello del restaurante Don Giovanni en Madrid ofrecerán tres visiones gastronómicas reflejadas en tres tipos de trufa provenientes de tres territiorios: Araba, Soria y Piamonte.
Iker Bergara