"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
San Sebastián ha sido testigo de la evolución como cineasta de Ciro Guerra (Rio Oro, Colombia, 1981). Aquí presentó su primer largometraje, La sombra del caminante (2004) que se pudo ver en New Directors tras participar en Cine en Construcción. Después vendrían Los viajes del viento (Horizontes Latinos; 2009), El abrazo de la serpiente (Horizontes Latinos; 2015) y Pájaros de verano que pudimos disfrutar el pasado año en Perlak. Este año repite en Perlak con su primer film rodado en inglés, Waitings for the Barbarians, basado en la novela homónima del premio Nobel J. M. Coetzee quien, además, se ha hecho cargo del guion. La película cuenta con un reparto encabezado por Mark Rylance, Johnny Depp y Robert Pattinson.
¿Cómo aterrizó en este proyecto?
El productor Michael Fitzgerald hacía más de una década que estaba dándole vueltas a la idea de adaptar al cine el texto de Coetzee alentado por el propio autor, pero por lo visto no encontraban al director adecuado. Según me dijeron fue después de ver mi película El abrazo de la serpiente cuando pensaron en mí. Yo me leí la novela y vi que la historia se adecuaba bastante a mis intereses como cineasta; pero lo que terminó de convencerme fue el guion escrito por el propio Coetzee que era muy poco literario e iba al hueso del asunto.
Un guion de Coetzee, un elenco encabezado por Mark Rylance y Johnny Depp, un rodaje en inglés… ¿No le dio un poco de vértigo la suma de todos estos elementos?
De entrada sí (sonríe). Pero traté de centrarme en lo esencial y de ir paso a paso porque, de otra manera, me hubiera bloqueado. Afronté el rodaje de la película con los mismos procedimientos de trabajo que he usado para mis cuatro anteriores largometrajes y también con las mismas incertidumbres. Solo una vez acabado te das cuenta de lo milagroso que resulta haber podido llevar a buen puerto una película así.
La historia que cuenta tiene un alcance universal pero ¿cabría encontrar conexiones con la realidad de Colombia?
Supongo que es inevitable. Yo procedo de esa realidad, e intuyo que esas fuerzas paramilitares que imponen su reinado del terror ante una población indefensa (que muestro en la película) están influidas por mi propia experiencia en Colombia. Pero mi objetivo fue trascender esa impresión y mostrar cómo la barbarie es una moneda de dos caras y también aquellos que parecen estar asistidos por la razón y que se revisten de victimismo pueden llegar a desarrollar el mismo tipo de conductas que quienes los reprimen. En este sentido es fácil ser cómplice de la barbarie. ¿Cómo se explica esa complicidad? Hay algo muy tribal en el hecho de apelar a los instintos más básicos del ser humano, sobre todo fomentando la ignorancia hasta convertirla en miedo. Es ese miedo el que nos lleva a ser cómplices de los bárbaros poniendo nuestra seguridad en sus manos.
Entre esos miedos ocupa un lugar preferente el miedo al otro, algo de lo que usted habla en su película.
Según avanzábamos en la producción de este proyecto más convencidos estábamos de lo oportuno que resultaba rodar esta historia en la actual coyuntura. Y ahora, al estrenarla, parece que estemos hablando de nuestro presente. El desprecio hacia el otro es algo que está en la base de nuestro comportamiento, por eso se lee tan poco a autores de otras latitudes y, en general, la gente ve tan poco cine más allá de lo que le propone Hollywood. Es algo que no hace sino ahondar en nuestra ignorancia. Cuanto más ignorantes nos mostremos, seremos más fáciles de manipular.
¿Qué supone para usted el Festival de San Sebastián?
Es un lugar muy importante en mi vida. Aquí se han presentado todas mis películas y he encontrado el respaldo que me ha hecho seguir adelante. Si cuando presenté La sombra del caminante alguien me hubiera dicho que quince años después estaría aquí de nuevo con mi quinto largometraje, no le hubiera creído.
Jaime Iglesias