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Adaptación de una obra de Eduardo Sacheri titulada “La noche de la Usina”, La odisea de los giles narra la aventura de un grupo de vecinos de un pueblo rural de Argentina, víctimas de una estafa en pleno ‘corralito’.
“Lo que ocurrió en 2001 está grabado en el ADN de los argentinos”, comenzó diciendo Ricardo Darín. Del mismo modo, señaló que Argentina es la misma y tiene una “gran gimnasia de atravesar crisis y volver a renacer”. “Quién sabe si renacer todo el tiempo no será nuestra característica principal”. El actor describió su país como un “pueblo con esperanza” que aprende de los “errores cometidos para volver a avanzar”. “Estoy esperanzado de que vamos a salir hacia adelante una vez más”.
La odisea de los giles es una mezcla de géneros, suspense, drama y comedia, para darle a cada momento de la historia todo su potencial. Desde el inicio se propusieron contar una historia con trasfondo dramático, pero con la premisa que donde hubiera humor, se explotaba. “Los intérpretes no buscan hacer reir, esa es una de las claves de una buena comedia”, apuntó Borensztein, el director, “hay que ver la historia como una fábula, en la vida real no suceden cosas así”. “Se utiliza el humor como bálsamo, porque es reírse y al instante siguiente estar al borde del llanto, es algo que nos pertenece, no solo a los argentinos, sino a toda la humanidad”, añadió el veterano actor Luis Brandoni.
El término ‘gil’, como explicó Darín, encuentra aquí su sinónimo en “pardillo”, “un ingenuo, el que confía y ve el lado positivo y jamás piensa que le pueden hacer daño”. Más allá del significado del término, tiene una problemática de “comprensión inmediata” en todas partes. “En todo el mundo el ciudadano ha sido atropellado, ha sufrido el rigor de la burocracia, de agachar la cabeza y aceptar normas que no han sido discutidas”, declaró.
Borensztein también apuntó que tuvo que variar la historia original porque al contrario que en la película, en la novela no se sabe el desenlace hasta el final, y también cambiaron algunos papeles femeninos, porque notaron “el desbalance de género”. Y no por cuestión de género, sino porque les parecía que el hecho de que determinados personajes fueran mujeres ayudaba a construir la historia. Las tres mujeres que forman parte son de “armas tomar”, “mujeres fuertes y valientes”, añadió Ricardo Darín.
Nora Askargorta