"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Con la última clase magistral impartida por la directora Albertina Carri concluyó ayer la serie de encuentros mantenidos por los estudiantes participantes en el Nest Film Students con diversos cineastas profesionales. Previamente, los asistentes a la masterclass pudieron ver el último trabajo de la argentina, Las hijas del fuego, ganadora del premio a la mejor película argentina en el último BAFICI. El film cuenta la historia de tres mujeres que conforman una banda dedicada a acompañar a otras mujeres en la búsqueda de su propia erótica e inician un viaje poliamoroso transformador.
Al repasar su filmografía, Carri comentó que aunque todas sus películas son diferentes, su preocupación es una sola: la naturalización de la violencia. “He trabajado el documental, el archivo, la memoria, la violencia, la pornografía… Pero todas tienen ese punto en común”, declaró. En el caso concreto de Las hijas del fuego, la autora desanda la naturalización de la violencia del porno normativo. Pero no lo hace con un afán provocativo, sino como un búsqueda de sentir y hacer sentir incomodidad. “Me interesa el concepto de la incomodidad porque vivo en un mundo en el que me siento incómoda”, comenta la directora, “pero provocar es como buscar la catarsis y yo no busco eso; busco la reflexión y a un/a espectador/a reflexivo/a; reflexionar sobre tu propio cuerpo y estar en este mundo”.
Rememorando su época de estudiante de cine en Buenos Aires, la cineasta se describe como parte de una “generación bisagra que cuando estudiaba soñaba con grabar en fílmico, y para cuando llegó eso ya no existía”. Según la autora, la democratización de la tecnología fue un cambio de paradigma que modificó a aquellos estudiantes para bien. En su escuela se enseñaba siguiendo un paradigma muy europeo que luego no tenía mucho que ver con la realidad de la industria cinematográfica argentina. “Tenemos otros recursos y otras problemáticas diversas, y los sistemas de producción y lanzamiento europeos no siempre funcionan en nuestras películas”, añade.
En el caso del film que ha mostrado en esta edición del Festival, Albertina Carri ha buscado otros sectores de producción relacionados directamente con lo que luego se ve en la película. “El cine es una búsqueda colectiva, y, si bien todos los rodajes son una entrega, este en concreto tenía la capacidad de modificar todo lo que pasaba delante de la cámara”, ha declarado.
Para Carri, en estos momentos de sobreabundancia de imágenes “el cine se ha convertido en un espacio ultraconservador que ha perdido su capacidad como cine volviéndose más televisivo, es decir, propaganda hegemónica”. La cineasta aboga por una vuelta al cine, que es en esencia un lenguaje revolucionario
Irene Elorza