"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En una de esas extrañas, inopinadas y a su manera pertinentes retasaciones del cine clásico, The Boy with Green Hair (1948) ha terminado por ser un film rescatable para cierto público aficionado a la música, concretamente al pop de sustrato independiente. Aunque solo sea por las similitudes entre el título de la película y el de alguna canción o disco (“The Boy with the Thorn on His Side” de The Smiths, “The Boy with the Arab Strap” de Belle & Sebastian…), es cierto que este nuevo tipo de espectador encuentra en el largometraje de debut de Joseph Losey señuelo suficiente para, como mínimo, curiosear (como también pasó, por cierto, con otras películas con niño, como Los 5000 dedos del Dr T o Kes).
Más allá del atractivo para el paladar indie (rareza, peculiaridad, colorismo, cierto candor que no es tal, vocación arty más o menos voluntaria…), The Boy with Green Hair es un film raro del género familiar -hay los clásicos conflictos melodramáticos de la temprana edad (orfandad, sin ir muy lejos), hay canciones, hay circo…-, que incorpora elementos fantásticos para devenir alegoría. El día en el que el niño protagonista (Dean Stockwell en la época en la que casi siempre era el niño protagonista) se despierta con los cabellos de color verde tras un bombardeo en Londres en plena segunda guerra mundial, deja de ser solo una persona para ser la representación estética de una idea: la de la toma de conciencia del horror de la guerra, la del pacifismo como opción minoritaria y distinta a la general, la de la revelación de la empatía con el resto de seres humanos.
JOAN PONS