"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En la cruda realidad del desierto chileno sitúa Christopher Murray su nuevo largometraje, El Cristo ciego. El director chileno (Santiago, 1985) eligió como personaje central de su historia al joven Michael, que asegura haber vivido una revelación divina y cree tener capacidad de realizar milagros: “Entendía que Dios no está fuera, está dentro y, si él entendía esto, podía ser un Cristo”, relata la voz en off. Michael emprende un viaje iniciático y por el camino se encuentra con escepticismo, fe, y con la extraordinaria y castigada humanidad que habita el desierto chileno.
Todos los relatos y parábolas del filme son vivencias de los protagonistas, contó ayer Murray en su intervención en los Desayunos de Horizontes. De hecho, el guion es una recopilación de dos años de historias que recogió de vivencias de los vecinos de esa desértica zona en el norte de su Chile natal, y todos los personajes, a excepción del actor protagonista, Michael Silva, son indígenas que actúan por primera vez interpretando papeles que se acercan mucho a sus propias vidas. “Su historia se convirtió también en la historia de la película, pero no es un documental, aclara, es ficción”. Finalmente, agrega, “el proyecto del equipo se convirtió en una invitación abierta a la comunidad para crear en conjunto, dando un nuevo sentido a la película”.