"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Pocos lugares hay en el mundo donde se aprecie tanto el pescado y el marisco como en Japón. Es el núcleo de su cocina tradicional y es lógico que se encuentre allí el mayor mercado de pescado y marisco del mundo, Tsukiji. Construido hace 80 años en el centro de Tokyo, “en él se venden más de 480 especies diferentes a lo largo del año”, informa Naotaro Endo, director del largometraje Tsukiji Wonderland que se presenta hoy en Culinary Zinema.
Sin embargo, el realizador quiere subrayar que no ha hecho una película sobre pescado. Ni siquiera la considera una obra gastronómica. “Mi documental trata sobre las personas y sobre la pasión y energía que éstas transmiten en su día y día”. Así, Endo considera que el mercado de Tsukiji tiene un encanto especial gracias sobre todo a lo que allí han construido sus trabajadores. “En cierta manera, a través de ellos puede verse el alma de la cultura japonesa”, asegura.
Sin embargo, el propio Endo reconoce que los trabajadores de los mercados de pescado no son tan valorados en Japón como puede ser un cocinero de sushi, por ejemplo. Para él, esto se debe a que su trabajo no es tan conocido. “Pese a su magnitud, lo que ocurre dentro del mercado es totalmente desconocido para la mayoría de japoneses”, cuenta. Se trata del primer documental que muestra Tsukiji puertas adentro y su realizador piensa que podrá ayudar a que la labor de sus trabajadores sea más reconocida.
"Solamente el montaje de las más de 600 horas de grabación me ha supuesto un año de trabajo”. Según su director, Tsukiji Wonderland es un gran proyecto que le ha costado cuatro años ver la luz, desde la preparación previa y obtención de permisos hasta la edición. La filmación, por su parte, se llevó a cabo durante un año con un equipo reducido de tres personas, algo que sorprende especialmente al comprobar la buena factura del documental.