"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Coorganizado con Donostia 2016, el ciclo “The Act of Killing. Cine y violencia política” ofrece una selección de títulos que analizan las situaciones de violencia de raíz política que se producen en el mundo. El Kursaal acogió ayer una mesa redonda con algunos de los autores de estas películas, quienes narraron su experiencia a la hora de tratar estos temas.
El ciclo toma el título del impactante documental dirigido por el cineasta estadounidense afincado en Dinamarca, Joshua Oppenheimer. Su película The Act of Killing (2012) da voz a ex líderes de los escuadrones de la muerte indonesios, que han escrito su propia historia como vencedores. Como complemento a esta cinta, en 2014 rodó The Look of Silence, incluida en este ciclo, en la que hablan las víctimas de la masacre. “Ambas son películas sobre el ahora, no sobre el pasado. La primera trata sobre la impunidad y sus consecuencias. La segunda muestra cómo es vivir rodeado de personas que han matado a tu familia”. Con su primer trabajo, Oppenheimer dio la vuelta al género de denuncia. “Siempre se tiende a presentar el sufrimiento de las víctimas, con lo cual el público se identifica con ellas y así se siente bien. Pero creo que también hay que dar la visión de los asesinos, porque estamos más cerca de ellos de lo que nos gusta pensar, aunque sea incómodo”.
También Pablo Vidal quiso dar otra visión a la hora de filmar El problema: testimonio del pueblo saharaui. “Después de visitar los campamentos saharauis nos dimos cuenta de que el verdadero conflicto se estaba viviendo en la zona ocupada y que había que dar voz a quienes lo sufren allí. Fue duro porque el Sahara ocupado es una cárcel a cielo abierto, donde lo difícil es entrar, grabar y sacar el material”.
El denominado conflicto vasco y sus mil maneras de abordarlo se llevó gran parte del protagonismo del coloquio. Así, Aitor Merino, director de Asier eta biok, explicó que él eligió acercarse al tema a partir de un relato autobiográfico. “Hablamos de la amistad en un entorno de violencia, mientras trasladábamos al espectador nuestras dudas”. Por su parte, Pablo Malo, quien abordó el tema del terrorismo de Estado en su película Lasa y Zabala dijo que él no quiso “lanzar un arma arrojadiza, pero sí contar una injusticia brutal y para eso me ceñí al sumario del juicio. Me puse de lado de Lasa y Zabala como me hubiera puesto de lado de Miguel Ángel Blanco si hubiera contado su historia”.
Varios de los ponentes se refirieron a la situación actual en la que “apenas se habla de lo que sucedió aquí”. “Después de tanta presión, necesitábamos unas vacaciones”, justificó Xuban Intxausti, director de Mugaminak. “Todavía tardaremos un tiempo en hablar de esto, al igual que pasó en Alemania después del nazismo”, opinó Eterio Ortega, autor de Al final del túnel. Por su parte, el director cultural de Donostia 2016, Xabi Paya, animó a los presentes a continuar en esta labor. “Nos queda mucho por narrar, muchas injusticias por denunciar. Y el cine puede tener un valor terapéutico y catártico en todo esto”. Paya explicó el proyecto ‘Europa Transit’, que ha recalado en diversas ciudades del mundo para analizar la evolución de conflictos y en el que se enmarca el documental Mugaminak de Xuban Intxausti. En él, se narra el viaje del bertsolari Amets Arzallus a Chipre, donde pudo conocer de cerca el conflicto vivido allí entre griegos y turcos en 1974.
KAROLINA ALMAGIA