"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El soldado que mencione a mamá será ejecutado. Es una de las consignas de los niños que deambulan por alguna región del oeste africano, armados hasta los dientes y uniformados según la fortuna, incorporando prendas imposibles, pelucas grotescas, trofeos y abalorios que saquean en su temible masacre paramilitar.
Basada en una novela del congoleño Emmanuel Dongala y con Matthieu Kassovitz en la producción, Johnny Mad Dog (2008) nos sumerge en el trance de furia vital que mueve a un comando de niños habitados por el perro de la guerra. Una tropa de verdugos voraces que antes que nada son víctimas, frutos amargos y extraños, como cantará Nina Simone sobre los créditos, rastreando algo que les han arrebatado y que en su inocencia no aciertan a detectar qué puede estar siendo.
Johnny Mad Dog no especifica su localización pero trabaja con auténticos niños soldado en Liberia, un lugar que los USA decidieron hace dos siglos convertirlo en descargadero de esclavos afroamericanos, un dato consonante con la búsqueda del director Jean-Stéphane Sauvarie: el impacto del cine bélico según códigos comerciales. Los mismos que maneja Johnny cuando enarbola una uzi israelí y clama que es el arma que Chuck Norris usó en Delta Force…
R.L.