"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Frank Zappa e Iggy Pop, dos símbolos musicales que perviven en el tiempo aunque el primero muriera a los cincuenta y dos años, con muchas cosas aún que expresar, y el segundo haya suavizado un poco, no demasiado, las formas después de su volcánica irrupción a finales de los sesenta al mando de The Stooges. La escuela freak y la escuela de Detroit. Zappa (1940-1993), supo combinar muy bien música clásica, experimental, rock, blues, jazz y electrónica, y en la primera etapa de su banda, The Mothers of Invention, acuñó como propio el término freak (no en la acepción monstruosa del célebre filme de Tod Browning, sino en el sentido de extraño, anómalo e incómodo para la sociedad bien pensante) y fustigó con mucha ironía (¡y solos de guitarra irreprochables!) tanto el vano hipismo como la forma de vida burguesa. Iggy Pop (1947), pura energía en el escenario, cuerpo fibroso y castigado a la vez, hizo como nadie rock de garaje y fue un claro precursor del movimiento punk.
En su apuesta habitual por los documentales de rock, el Zinemaldia revisa con sendas películas la obra y vida de ambos músicos, tan distintos pero al mismo tiempo tan cercanos en su forma de dinamitar las convenciones, de “Hot Rats” de Zappa a “Fun House” de The Stooges. El tiempo no ha pasado para ninguno de los dos, y esta sensación, la de absoluta y vigente modernidad, es lo que se reivindica en los filmes realizados por el alemán Torsten Schüte y el estadounidense Jim Jarmusch. Eat that Question: Frank Zappa in His Ownn Words indaga en el personaje, tanto en lo musical como en lo político, a partir de entrevistas largas, sin la fragmentación habitual, y con un material de archivo estupendo: hay una actuación iconoclasta de principios de los sesenta, muy poco vista, en la que hace música con bicicletas.
Jarmusch se relaciona siempre con músicos, además de serlo él mismo: ha colaborado con Neil Young, Tom Waits, John Lurie, Jack White, RZA y el propio Iggy, quien hizo un divertido doblete con Waits en uno de los relatos de Coffee and Cigarettes y apareció travestido en el western Dead Man. Gimme Danger es el relato perfecto de Iggy, de los Stooges y de su generación, también tan político como musical.
QUIM CASAS