"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Sobre el papel, Canary (2004) es una película en torno al atentado con gas nervioso al metro de Tokio llevado a cabo, en marzo de 1995, por una secta del culto Aum Shinrikyo (Verdad Suprema). Ese es el trasfondo del filme realizado por Akihiko Shiota, un cineasta nacido en 1961, con la eclosión de la Nouvelle Vague japonesa. Pero lo que interesa realmente al director es cómo el culto religioso y la sumisión ideológica que impera en cualquier secta puede afectar en el intervalo vital que lleva a un niño a la adolescencia, y de esta a los primeros atisbos de madurez.
Porque Canary es, durante buena parte de su metraje, el relato itinerante de dos niños desposeídos de cualquier atisbo de seguridad y felicidad: para ellos no hubo ni habrá verdadera infancia. El muchacho, Koichi, ha pasado toda su vida en una secta. Desprovisto de identidad, debe emerger a un mundo mejor y recomponer lo poco que le queda cuando la secta se disuelve tras el atentado. En su camino topa con Yuki Niina, una niña maltratada por su padre que intenta también, por todos los medios, encontrar su lugar en el mundo. Casualidad o no, la niña se llama como las dos protagonistas de Yuki & Nina, una película posterior de otro cineasta japonés presente en este ciclo, Nobuhiro Suwa, aunque la dureza a la que se enfrenta la niña superviviente de Canary tiene poco que ver con la extraña fantasía vivida
por aquellas.
Quim Casas