"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Miembro de la Fipresci (donde llegó a ejercer como vicepresidente entre 2005 y 2009), Diego Lerer ha formado parte del jurado de la crítica en numerosos festivales (Venecia, Berlín, Toronto, Rotterdam o San Sebastián). A punto de debutar como realizador con Donde mueren los elefantes, ha acudido al Festival como presidente del Jurado de Nuev@s Director@s.
¿Qué valor le concede a la crítica cinematográfica hoy?
Yo pienso que es una actividad que aún sigue siendo importante, sobre todo a la hora de poner en valor ciertas películas, como por ejemplo las que suelen verse en los festivales que muchas veces carecen de los medios necesarios para asegurarse un buen lanzamiento. Por el contrario, en el caso de las grandes producciones, el peso de la crítica es cada vez menor, pues en estos casos la información suele verse reemplazada por toneladas de publicidad.
¿Es diferente evaluar una película como crítico que como jurado?
En lo referente a la mirada, no. Es exactamente lo mismo. Al final quedas condicionado por tu propia sensibilidad, por tus gustos… Lo que sí difiere es el procedimiento de evaluación, pues como jurado tienes que hacer un ranking de preferencias, por así decirlo.
¿Le resulta estimulante la obra de los cineastas noveles?
En cierto modo sí, porque lo que más me interesa de una película son las búsquedas que hay en ella y eso es algo que en las óperas primas siempre está muy presente, suelen ser obras muy espontáneas. Dicho lo cual la juventud no tiene nada que ver con el sentido de la innovación. Hay jóvenes directores que hacen películas muy viejas y al revés, directores veteranos con un espíritu bastante transgresor.
¿Qué constantes ha detectado en la selección de títulos que este año integran Nuev@s Director@s?
La mayoría son títulos que exploran el modo en que viven hoy en día los jóvenes y adolescentes y para mí es un aliciente asistir a esas vivencias en escenarios tan diversos y en lugares tan alejados entre sí. Esa uniformidad temática hace más fácil si cabe el trabajo de jurado (risas).
¿Hasta qué punto las nuevas tecnologías han cambiado el paradigma de representación cinematográfico?
Las nuevas tecnologías lo que han traído fundamentalmente es una democratización en los modos de hacer cine, eso es bueno porque posibilita el surgimiento de nuevas voces. Por ejemplo, países en donde apenas se hacían películas han visto crecer sus cinematografías.
Eso es evidente en el caso de América Latina, cuyas cinematografías han emergido con fuerza últimamente.
En Latinoamérica, efectivamente, han coincidido el abaratamiento de los costes de producción que procuran las nuevas tecnologías con el apoyo decidido de algunos gobiernos al fomento de la industria cinematográfica, hasta el punto de generar una serie de películas que ahora mismo están en boca de todo el mundo, consiguiendo premios en los festivales más importantes. Eso en sí mismo entraña un riesgo y es el de convertir esas propuestas singulares en fórmulas de éxito. Me preocupa que los nuevos directores, en lugar de buscar su propia voz, tiendan a repetir modelos que han triunfado ya en busca de reconocimiento.
Jaime Iglesias