"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Sería ilusorio batallar por El malvado Zaroff (1932) como la otra película de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack que está a la par de King Kong (1933) en su incidencia en la cultura popular (no, no hay ninguna imagen que haya quedado en el subconsciente colectivo como la del gorila gigante encaramado al Empire State Building espantando avionetas). Pero tampoco es descabellado reconocer que su idea sobre el ser humano convertido en la presa de un juego de cacería ha tenido una enorme ascendencia en múltiples ficciones y su influencia se extiende hasta hoy (desde el remake A Game of Death, realizado por Robert Wise en 1945, a la reciente saga Los juegos del hambre).
No obstante, que la película carezca de imágenes icónicas sobre las que proyectar mitos universales (el de la bella y la bestia o el de la fuerza de la naturaleza imposible de controlar por la civilización) no significa que no haya en ella fotogramas altamente perturbadores: la sonrisa forzada de Ivan, el lacayo gigante del conde Zaroff, el macabro tapiz que ilustra la lucha mitológica de los centauros contra los lapitas, el arco tártaro que cuelga en los muros de la mansión… De hecho, el mismo rostro de Zaroff (Leslie Banks), de una inquietante asimetría, y su manera de vestir, ya inoculan muchas ideas en el espectador: es un aristócrata perversamente aburrido, una suerte de vampiro encubierto y un nietzscheano intelectual avant la lettre.
El “juego más peligroso” (que así sería la traducción del título original de la película) que propone este habitantepropietario- anfitrión de la isla de Brank (un claro antecedente de la Skull Island de King Kong) es un what if…? muy útil para indagar en la naturaleza animal del ser humano: ¿Es el hombre una especie depredadora? si el cazador tuviera empatía con la presa (o repentinamente se viera intercambiando papeles) ¿seguiría sintiendo el instinto cazador? La respuesta a estas preguntas que se le plantean al personaje de Joel McCrea al principio del filme (y que él se niega a dar) deparan en El malvado Zaroff líneas de diálogo y reflexión que, muchos años más tarde, volverían a aparecer referenciadas en Zodiac (2007) de David Fincher. De hecho, la novela de 1924 que adapta la película, “El juego más peligroso” de Richard Connell, era uno de los libros favoritos del asesino del Zodiaco real (de ahí salían muchas de las citas que incluía en los mensajes cifrados que enviaba a los periódicos de San Francisco). Así que la influencia de El malvado Zaroff no sólo es rastreable en la ficción, sino que, tristemente, también lo es en la realidad.
Joan Pons