"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La guionista mexicana Marina Stavenhagen es ya una veterana en el Festival: desde el año en que llegó de jovencita (“me quedé con el mar, las olas, lo hermoso de esta costa”) hasta el 2001 en que vino como guionista de De la calle, la película de Gerardo Tort con la que se llevaron el Premio Nuevos Directores. En esta misma sección participa Stavenhagen este año. Esta vez como presidenta del Jurado que valora las primeras o segundas obras de los realizadores seleccionados. “Es un gran honor volver de este modo, y no creo que pueda recomenzar con mejor pie mi relación con el Festival aunque vengo casi todos los años”.
Los últimos seis, precisamente, Marina ha acudido a Donostia al frente del Instituto Mexicano de Cinematografía, cargo que ha ocupado con el gobierno de Felipe Calderón hasta el pasado mes de enero. “Creo que han sido unos buenos años para el cine mexicano, pues tuvimos una proyección y una presencia internacional importante y, de la mano de cineastas reconocidos como Arturo Ripstein o Felipe Cazals, se dieron a conocer muchos nuevos creadores mexicanos y abrieron paso a una nueva generación que tuve la fortuna de acompañar”. Para ese evidente impulso que ha adquirido el cine mexicano en estos años, fue fundamental la política de apoyo a los creadores, labor que se acompañó de iniciativas como programas de exhibición de cine mexicano en comunidades, promoción en las aulas, o entrada en las televisiones comerciales. “Han sido años de cosecha, y las políticas fueron cristalizando en fondos de apoyo y soporte para la producción y la promoción en nuevos mercados, especialmente con estrategias de coproducción. Hemos trabajado en distintos frentes buscando alianzas y espacios de formación para las nuevas generaciones e intensificando las relaciones con el resto del cine de Iberoamérica, que vive un gran momento”.El cine más creativo Marina Stavenhagen suscribe sin ambages la opinión manifestada por el director del Festival, José Luis Rebordinos: Es el cine con más creatividad del mundo, y yo lo creo así. Están ejemplo, se borran ya las fronteras entre ficción y realidad”. Guionista de formación y de vocación, se fija en las historias y, sobre todo, en el modo de narrarlas: “Nuestro cine no está demasiado pendiente del mercado y puede ensayar nuevas fórmulas más libremente y buscar otros públicos, y eso es gracias a las ayudas públicas”. En este sentido, destaca el trabajo del Programa Ibermedia y las políticas públicas de apoyo en países como Argentina, Colombia, Brasil o Venezuela, que están construyendo cinematografías que tiran también de otras más incipientes como Costa Rica, Perú o Ecuador.
El talón de Aquiles de la cinematografía latina es, a su juicio, la distribución. “El cine hollywoodense es hegemónico y todo el resto del mundo compartimos la dificultad de encontrar pan- «tallas que hagan sostenible a lo nuestro: cierran las salas y todo migra hacia otros patrones de consumo y distribución; ése es el gran problema: adecuarnos”. “Claro que – atiza– hablar de falta de público o de problemas de distribución en un festival como el de San Sebastián parece no tener sentido. Pero éste es un pequeño espejismo, aunque sea un espejismo fundamental, porque los festivales son un escaparate y una plataforma de despegue para que la gente escuche hablar de lo que se está haciendo en el cine actual. En un mundo donde el marketing y la publicidad del cine dominante no dejan tregua, estos espacios son una ventana hacia la existencia de los creadores, de los cineastas y de las propuestas diferentes. Con otra dimensión más pequeña, en Latinoamérica se están multiplicando los festivales que, como BAFICI, como Valdivia o Cartagena y son el mejor punto de encuentro de creadores, de intercambio de materiales y propuestas, de apertura a otros mercados y donde realmente se cocinan las coproducciones”.
PILI YOLDI