"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A modo de homenaje a los thrillers psicológicos de los años 40, Suture, el primer largometraje de Scott McGehee y David Siegel, contiene ingredientes clásicos –amnesia, investigación de asesinatos, sospechoso que intenta matar a su hermano y suplantarle- pero mezclados para dar una vuelta de tuerca al género. Lo más desconcertante y sugerente es que los directores y sus personajes subrayen tanto el parecido físico de ambos hermanos cuando a uno lo encargan un actor blanco (Michael Harris) y al otro, uno negro (Dennis Haysbert, el presidente Palmer de la teleserie “24”): solo el espectador parece reparar en cuán distintos son.
Planteado el juego/reto, surgen las interpretaciones, los dobles sentidos, las consideraciones raciales y los interrogantes sobre cuestiones como la identidad (“¿Cómo sabemos quiénes somos?”, se pregunta al inicio), la memoria y al percepción, con guiños a la psiquiatría (la interpretación de los sueños), Hitchcock y su Recuerda o el surrealismo. Todo con imágenes poderosas e inquietantes que hacen de Suture una película de culto. Quizá no sea apta para todos los públicos ni críticos que la cuestionaron, pero resulta un filme insólito en el que, pese a su hermosa fotografía, nada es blanco ni negro.
JUAN G. ANDRÉS