"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La actriz estadounidense Glenn Close recibe esta noche el Premio Donostia a una carrera de tres décadas. En ese tiempo, se ha colado en la piel de más de 40 personajes cinematográficos que la han consagrado como una “virtuosa del engaño”, según la definición de la marquesa de Merteuil, su mejor trabajo. Es solo uno de los siete papeles que rescatamos a través de otras tantas frases memorables.
Jenny Fields en The World According to Garp (El mundo según Garp, 1982): “Garp, simplemente Garp”. Son las primeras palabras que Glenn Close pronunció en el cine para el director George Roy Hill, que decidió ficharla tras verla actuar en Broadway. Su rol
de combativa enfermera y madre soltera de Robin Williams le valió la primera de las cinco nominaciones al Oscar que jamás ha conquistado.
Alex Forrest en Fatal Attraction (Atracción fatal, 1987): “Supongo que pensaste que podías salir impune. Pues no puedes”. Cinco años antes de que Sharon Stone sacara a pasear su picahielos, Michael Douglas ya se vio acosado por una femme fatale de armas tomar (cuchillos de cocina, para más señas) en este thriller de Adrian Lyne. Revolcones en la fregadera y en el ascensor, greñas rizadas y mucha demencia para esta obsesiva actuación que no es la más brillante de su carrera, pero sí tal vez la más recordada.
Isabelle de Merteuil en Dangerous Liaisons (Las amistades peligrosas, 1988): “He nacido para dominar a vuestro sexo y vengar al mío”. En su adaptación de la novela de Chordelos de Laclos (1782), Stephen Frears propone un soberbio ensayo sobre la crueldad, palabra predilecta de la marquesa de Merteuil. Es su personaje mejor escrito, el más rotundo, la obra maestra de una Glenn Close impecable e implacable como mujer que lleva al límite un principio –“ganar o morir”– y un arriesgado juego junto al libertino vizconde de Valmont (sobresaliente John Malkovich).
Sunny von Bullow en Reversal of Fortune (El misterio von Bullow, 1990): “¿Es Claus el demonio? Si lo es, ¿hay justicia para el demonio?” Que interprete a una mujer en coma no impide que su voz en off guíe la acción de este filme de Barbet Schroeder sobre la historia real del barón Claus von Bullow (genial Jeremy Irons), acusado de envenenar lentamente a su esposa. Un pintoresco bufete de abogados (¿del diablo?) afronta el caso de este reivindicable, subyugante y ambiguo drama judicial con final abierto al criterio de cada espectador.
Cruella de Vil en 101 Dalmatians (101 dálmatas, 1996): “La piel es mi único amor, querida:
vivo por la piel”. Más histriónica que nunca, exhibe un vasto catálogo de muecas, pelucas, carcajadas grotescas, sombreros y trajes imposibles para poner carne y hueso a la villana del clásico animado de Disney que soñaba con hacerse un abrigo de piel perruna.
Patty Hewes en Damages (2007-2011): “No confíes en nadie”. Gradualmente alejada del cine, dice preferir la televisión porque “allí están ahora los mejores guionistas”. Su abogada en la adictiva serie “Damages” (ya en su cuarta temporada) le ha servido para ganar premios y que las nuevas generaciones conozcan a una formidable actriz en su más efectivo registro: el de mujer fría, perversa y a veces letal.
Albert Nobbs en Albert Nobbs (2011): “Me llamo Albert”. La propia Glenn Close ha solido decir que los académicos no le dan el Oscar porque creen que ya lo tiene. Si es nominada por sexta vez, por fin podría ganarlo con esta cinta de Rodrigo García en la que encarna a una mujer que se hace pasar por hombre en la Irlanda del siglo XIX. La artista, que hace
décadas ya hizo este papel en el teatro, se somete a una transformación física tan sorprendente como la inusual contención interpretativa de la que hace gala. Brillante.
JUAN G. ANDRÉS