"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
“Cuando aporreen tu puerta/ ¿cómo vas a salir?/ ¿con las manos detrás de la cabeza/ o en el gatillo de tu pistola?” dispara la primera estrofa de la canción The Guns of Brixton, del mítico grupo británico The Clash. Precisamente con esa canción empieza la ópera prima del director Dexter Fletcher, que intenta narrar la epopeya a la que se enfrenta un padre de familia que intenta ser eso, un padre de familia, en una ciudad o en un barrio cualquiera de Inglaterra. En un barrio como Brixton, por ejemplo.
El guión del film es conocido, y bastante previsible. Bill Hayward sale de la cárcel en libertad condicional después de ocho años. Cuando vuelve a casa, se encuentra que Jimmy, de 11 años, y Dean, de 15, han sido abandonados por su madre y viven gracias a los servicios sociales y al trabajo de Dean en una constructora. En principio, no tiene intención de hacerse cargo de los hijos, pero el hijo mayor le pide que se quede con ellos durante algunas semanas, por lo menos hasta que puedan convencer a los servicios sociales de que los chicos están bien cuidados.
Viendo Wild Bill, a muchos espectadores les vendrá a la cabeza muchas de las películas de Kean Loach, pero el mayor mérito de Fletcher no es el guión, del que es coautor, sino el manejo de la cámara y el trabajo con los actores. Las interpretaciones del protagonista principal (Charlie Creed-Miles) y de Will Poulter en el papel de Dean son excelentes. Asimismo, es de reconocer que la banda sonora es realmente sugerente, con ver siones muy conocidas de clásicos del reggae que tanta influencia ha tenido en la música de los 80 como por ejemplo Do you feel my love, de Eddy Grant.
El guión tiene recursos suficientes para que sea una película amena, fácil de ver y bien construida, sin el amargor que muchas veces destilan otros trabajos de parecida temática.“Podéis aplastarnos/ podéis magullarnos/ pero tendréis que responder/ a las pistolas de Brixton” cantan los Clash. Podría quedar bien en cualquier trabajo de Loach, pero en esta película suena un poco a excesivo. “Son mis hijos, yo soy su padre” le espeta Bill Hayward al policía que le lleva detenido de nuevo. Y sus hijos le miran a través del cristal del coche policial, sabiendo que, cuando regrese, ya será para siempre.
A.B.