"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Lucía es una película especial, en cierta forma inclasificable,sin un tema muy definido, pero donde el pasado, tanto el colectivo como el personal, tiene una importante presencia. Hay, por otra parte,una mezcla de ficción y documental curiosa, y una clara voluntad estética que se aprecia casi en cada uno de los planos.
Lucía vive con su padre en un viejo caserón de Santiago de Chile y trabaja como costurera en una fábrica. La sinopsis dice que la historia transcurre en diciembre de 2006, tras la muerte de Pinochet, cuyo funeral vemos y oímos en la pantalla del televisor. No deja de llamar la atención las palabras de elogio que dedica al dictador el oficiante del funeral, a pesar de los años transcurridos desde el fin de la dictadura y las evidencias de la masacre que llevó a cabo. El pasado aparece también en las imágenes de los activistas que se manifiestan frente a las casas de los que colaboraron con la dictadura, imágenes que dejan clara la impunidad de los que seposicionaron con los militares en los años en que, según la iglesia católica, actuaron porque el país atravesaba por una difícil situación.
Pero hay también otro pasado, el de una niñez que se rememora a través de una vieja cinta magnetofónica, el de los recuerdos de una cría que creció durante el pinochetismo y de cuya madre sólo tenemos la referencia de la grabación, una cría con una relación especial con el padre con el que convive, del que tampoco se nos dice gran cosa, pero del que intuimos que, por alguna razón, decidió un día retirarse del mundo exterior y encerrarse en el suyo.
Y también vemos el presente, el de las nuevas construcciones que amenazan las viejas casas, los barrios antiguos. En urbanismo, al revés de lo que ocurre en la política, sí hay una voluntad de acabar con el pasado, de borrarlo del paisaje.
Frente a lo que pueda dar a entender el ritmo pausado de la película, Lucía cuenta bastantes
cosas, y lo que no cuenta lo sugiere con bellas imágenes.
M.B.