"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Hans Petter Moland pasó por San Sebatián en 1995 con Zero Kelvin, su segundo largometraje por el que se llevó el Premio Especial del Jurado. Desde entonces cultiva un cariño especial hacia la ciudad y el Festival por las cualidades que destacan muchos de los invitados: la acogida, el tamaño de la ciudad, la gastronomía… “Donostia es lo suficientemente pequeña para que el certamen tenga un impacto en toda la ciudad y ésta se vuelque en él”.
Sus compañeros de Jurado destacan de él su generosidad. Como presidente del mismo pretende mantener el consenso y la armonía. “Mi ambición sería establecer un diálogo, no sólo sobre cada película que vamos viendo, sino sobre lo que buscamos en el cine”. En ese sentido, Moland alienta, más allá de la agenda establecida, comidas y momentos de charla con sus compañeros para llegar a conocerse mejor.
Lo que el certamen les plantea, tal y como lo expone el realizador, es casi un reto. Durante diez días agrupa a cinco personas de diferente origen que no se conocen personalmente para realizar un trabajo que requiere un especial cuidado. “Te juntas con extraños con los que vas a tener que exponer tu propio carácter y debilidades para llegar a un consenso en poco tiempo”.
Lo compara a un rodaje en el que un equipo técnico tiene que encontrar esa química para sacar un trabajo adelante. Moland admite que le gusta que le reten y le hagan reflexionar, tener otros puntos de vista, que seguro encontrará entre los compañeros de tan variado origen. “Nos han elegido por nuestra pasión por el cine y es lo que me interesa del grupo”, con el que dice estar muy contento.
De la publi al cine
La carrera de este simpático cineasta noruego comenzó en el mundo publicitario. Sus pequeños relatos en forma de comercial le llevaron a ganar varios premios en festivales de prestigio como el de Cannes. “Fue divertido y se parecía mucho a hacer cine. Puse en práctica mis habilidades detrás de un equipo”. Estos ejercicios le entrenaron para sumergirse en el mundo del cine.
Desde su debut en 1993 con The Last Lieutenant, ha dirigido seis largometrajes, el último A Somewhat Gentle Man (2010), con el que ganó el Premio del Público en Berlín.
Subraya que, a pesar de que puede ser un trabajo solitario, la labor del día a día de un cineasta llega a ser muy gratificante, un proceso largo con momentos de diferente naturaleza. “La escritura sí es solitaria. Pero el momento en el que tienes que crear equipo y entras en contacto con los actores y empiezas a construir todo, es un momento muy satisfactorio. Es un proceso muy largo y por eso tienes que procurar disfrutar de cada día, porque el momento de gloria del estreno dura muy poco”.
Además, señala la generosidad de toda la gente que trabaja en el cine para sacar adelante un proyecto en común, la contribución a una “creación de algo mágico. Hacemos esto cada día y, tras uno o dos años, la película está finalmente lista para salir al mundo exterior”.
La presencia en un festival como éste, ya lo ve como un logro, “pero no deja de ser un paso más en todo el proceso de la vida de la película que tanto esfuerzo ha requerido”.
Zero Kelvin también formó parte en 2007 de la retrospectiva “Fiebre Helada. El nuevo cine nórdico”.Apesar de sentirse honrado de estar en la selección, admite que la etiqueta de cine nórdico es demasiado amplia. “Supongo que desde fuera hay ciertas similitudes como el paisaje, el temperamento de los personajes y el clima, pero realmente son cinematografías diferentes entre sí”.
Ane RODRÍGUEZ