"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En varias películas norteamericanas aparece la figura de un abogado, normalmente alguien con pocos escrúpulos y menos posibilidades de desarrollar su carrera en otros ámbitos, que se presentan en los hospitales en busca de posibles clientes -la leyenda dice que en Estados Unidos se presentan demandas y reclamaciones por los sucesos más peregrinos y que en algunos casos se han podido obtener indemnizaciones multimillonarias-.
A este tipo de abogados, según hemos podido saber gracias a la película de Pablo Trapero, en Argentina se les denomina “caranchos”, y también “aves negras”, “cuervos” o “rompehuesos”, pero aquí, al parecer, el grado de corrupción es algo mayor que en el norte del continente. Carancho es una historia de amor, pero también una denuncia de una práctica corrupta al parecer muy extendida en un país en el que cada año mueren más de 8.000 personas en accidentes de tráfico. El periódico “La Nación” informaba en su versión electrónica del pasado 16 de mayo de que los caranchos tienen una red de colaboradores que les facilitan conseguir clientes. Añade el rotativo que los denominados rompehuesos “no podrían concretar las estafas sin la complicidad de médicos, camilleros, chóferes de ambulancias, empleados de funerarias y policías”.
De todo esto habla Pablo Trapero en Carancho, donde Ricardo Darín, con su solvencia habitual, interpreta a un abogado corrupto al que las cosas parecen no irle demasiado mal hasta que conoce a una médico de los servicios de urgencias que atienden a los heridos en accidentes de tráfico. La película es un thriller interesante, bien desarrollado y con personajes y situaciones creíbles, que no hace sino volver a poner de manifiesto el buen momento por el que atraviesa el cine argentino desde hace varios años y a pesar de las sucesivas crisis que ha sufrido el país.
M.B.