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Vivir es más fácil que morir. Ésta es la afirmación con la que el director Lu Chuan da por terminada la película City of Life and Death. La frase, sin embargo, parece difícil de trasladar a Nanjing, la ciudad china en la que acontecen los hechos de este largometraje antibelicista que compite en la Sección Oficial. Chuan captura uno de los momentos “más crueles y sangrietos” de la guerra chino-japonesa (1937-1945), la caída de la entonces capital de su país, Nanjing, donde se perpetraron los asesinatos, violaciones y barbaridades más horribles. Con City of Life and Death Chuan pretende “dar a conocer la mayor masacre del mundo”, sobre la cual “casi no se hace mención ni en escuelas ni universidades de Japón”.
Una de las mayores particularidades de este filme es que está rodado con gran angular en blanco y negro. “No quise que apareciera el color natural de la sangre como muestra de respeto hacia las miles y miles de personas que fallecieron en esta batalla”, argumentó el director. Otro de los aspectos que caracteriza este largometraje es que se van intercalando los puntos de vista de los dos bandos. Por un lado, la cámara sigue la historia de un niño soldado chino de aproximadamente siete años, que sin pronunciar palabra, consigue estremecer al espectador con su mirada. Por otro, se siguen las vivencias de Kadokowa, un joven guerrillero nipón con el que el director destruye el mito del soldado japones bárbaro.
Precisamente la inclusión del punto de vista del enemigo ha sido la causante de diversas críticas en China. “Muchos piensan que los japoneses eran bestias, unos verdaderos animales, y no han aceptado que los haya humanizado. Sin embargo, creo que era la única manera de hacer una película objetiva e independiente”, matizó Chuan, que no espera poder representar a su país en los Oscar: “Creo que sería muy difícil porque, a pesar de que la mayoría china haya aceptado la película, he recibido críticas muy duras”.
Centro de refugiados
El filme está repleto de durísimas imágenes de guerra que permiten compender la crueldad de los acontecimientos. City of Life and Death incluye además los dramas de los civiles que se refugiaban en la zona de seguridad que custodiaba John Rabe, un nazi que logró salvar la vida de multitud de mujeres, niños y ancianos con la colaboración del señor Tang. “El nazi existió de verdad, como la mayoría de los que aparecen en la película”, informó el director, que ha basado su cinta en los diarios que escribieron tanto el alemán como varios soldados japoneses. Asimismo, Chuan se sirvió de las más de 10.000 fotografías que se tomaron durante la contienda.
El filme recuerda lo vulnerables que pueden llegar a ser las mujeres en los conflictos bélicos y retrata la aberración que sufrieron cientos de jóvenes de Nanjing. A pesar de los esfuerzos de Rabe, Tang y los responsables del centro de refugiados, los soldados nipones logran entrar en la zona de seguridad para cometer violaciones en masa. Son escenas que logran estremecer a toda la sala, al igual que determinados momentos de la película, como el instante en el que los japoneses acceden a la catedral y encuentran el escondinte de los refugiados.
Halagos
Chuan elogió ayer a los actores japoneses que participan en la película “porque han sido muy valientes”. También reconoció a los intérpretes chinos “que han trabajado a destajo a cambio de muy poco dinero”. En la presentación de ayer estuvieron dos de los protagonistas, Qin Lan y Liu Ye, “dos estrellas chinas que hasta han aportado dinero de sus bolsillos para el proyecto”.Ytodo porque vivir merece más que morir.
Elene Arrazola