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Miraz Bezar decidió remontarse a sus raíces para contar la historia deMin Dit / The Children of Diyarbakir, su primer largometraje. De origen kurdo-turco, la familia del realizador se trasladó a Alemania tras el golpe militar de 1980, cuando él tan sólo tenía nueve años.
La cinta cuenta la historia de dos hermanos, Gülistan –de diez años– y Firat –de siete años–, que se quedan huérfanos una noche en medio del campo, cuando el coche en eL que viajaban con sus padres se ve obligado a parar ante lo que parece un control rutinario de la policía. A ninguno de los dos hermanos se le olvidará la cara del asesino.
Poco a poco van perdiendo todas sus pertenencias. Sin nadie que les cuide, acaban en la calle, donde conocerán a más niños en su misma situación. El destino los llevará a encontrarse con el asesino de sus padres, de quien se vengarán a su manera.
Tras varios éxitos con sus cortometrajes, Bezar se marchó a Diyarbakir, capital de la región kurda en Turquía, en 2005 para investigar sobre el tema que le había inquietado durante mucho tiempo. “Me interesaba mucho contar la historia, porque en el cine no se ha tratado tanto. Me pasé dos años investigando, hablando con la gente. Estaba en mi cabeza pasar tiempo allí, por mí mismo, y después trasladarlo al cine. Era un tema que veía en los periódicos, la televisión, pero me interesaba experimentarlo en carne propia. No quería escribir la historia en Berlín, prefería hacerlo desde allí. Hablé con mucha gente”.
La historia y los personajes son la unión de los diferentes testimonios que el director encontró durante su estancia.“Teníamos muchas historias. Pensamos que ésta podía aglutinar varias. Todo lo que se cuenta ha ocurrido en Diyarbakir”.
Como en todas las guerras y conflictos, los niños son los que más sufren en esta historia. Pasan de la protección familiar a verse desamparados y tener que madurar. La necesidad de sobrevivir les lleva a vender lo que sea, e incluso a Firat, a delinquir en algún momento. Es la pérdida de la inocencia y la obligación de madurar. “La vida real es más difícil allí y los niños son más duros. La guerra ha robado a los niños su futuro. La prostitución y la drogadicción se han extendido, incluso entre los ellos”.
Bezar comenta que realmente no hay tantas instituciones que cuiden de los huérfanos: “Me atrevería a decir que por cada cien niños hay sitio para dos o tres, el resto, se las tiene que arreglar”.
La situación política ha cambiado, no hay desapariciones aleatorias de gente, según Bezar. “Lo que pasa es que se ven las consecuencias de aquella época”. Diyarbakir ha pasado de 300.000 habitantes a superar el millón. La gente del campo ha tenido que emigrar a la ciudad, pero no se habitúa. “Hay un montón de pobreza como consecuencia de lo que pasó. Están completamente perdidos, pero ahora empiezan a hablar de lo que pasó en los noventa. Espero que este filme sea parte de esto y podamos hablar con más naturalidad”.
Min Dit / The Children of Diyarbakir ha sido avalada por Fatih Akin, el realizador alemán de origen turco más conocido, quien ha coproducido la cinta.