Donostiarra de pro, Borja Cobega vuelve a su ciudad para presentar su trabajo, Pagafantas, y para ser miembro del Jurado de Nuevos Directores. Comenzó a labrar su carrera en ETB con ‘Vaya Semanita’, desde donde dio el salto con Éramos Pocos, el corto con el que estuvo nominado a los Oscar.
Vuelve a Donostia para presentar Pagafantas y juzgar el trabajo de Nuevos Directores. ¿Cómo lo está llevando?
Hace años fui miembro del Jurado de la Juventud, así que siento una mezcla de gracia e ilusión.
En la reunión del Jurado Joven le pusieron como ejemplo.
No sé si sirvo de ejemplo porque siempre premiábamos películas espantosas y la que me gustaba ganaba en la sección Nuevos Directores. Y ahora, de repente estoy en ese Jurado.
Vive en Madrid desde hace años. ¿Cómo ha sido el reencuentro con su ciudad?
Es una sensación rara porque no vengo a una comunión ni a pasar un fin de semana con mis padres. Vuelvo a pasar unos días intensos a una ciudad que florece con el Festival, incluso parece que San Sebastián es una ciudad moderna.
Ciudad que aspira a ser Capital Cultural de Europa en 2016.
Ojalá, porque, aunque no haya mucha cultura sexual, hay cultura de la otra. Creo que San Sebastián tiene características para ser Capital Cultural Europea.
Pese a ser, como dice, “el polo norte sexual de occidente”?
Como no nos dedicamos al sexo, tenemos que buscar otras cosas. Es una frustración. Si no tuviéramos ese problema, no tendríamos ni Festival ni jazz ni nada.
¿Qué impresión le merecen las películas que ha visto?
Han sido una gozada. Proceden de todo el mundo, de diferente corte, tono y género. Lo difícil va a ser elegir.
¿Qué relación tienen los miembros del Jurado?
Nos llevamos muy bien. Ayer proyectamos Pagafantas en Made in Spain y todos vinieron a verla por iniciativa propia. Me hizo ilusión porque, además, dijeron que les había gustado.
Siendo su primer largometraje, ¿tiene más facilidades para meterse en el papel de los nuevos directores?
Muchas veces se habla de la responsabilidad del jurado, cuando la tensión recae en el director.
Usted lo tiene muy reciente, con Pagafantas.
Por eso lo valoro tanto. Cuesta mucho levantar una película, incluso para un director que lo hace por segunda vez.
Ése es su caso. ¿Cómo le va?
Estamos escribiendo el próximo proyecto, Retrasado. Es una comedia que transcurre en un hotel de aeropuerto en una noche en la que se retrasan los vuelos.
¿Cómo ha ido la presentación de su primer largometraje?
Muy bien. Una comedia juvenil rara vez tiene buenas críticas y la mayoría han sido positivas.
Si tuviese que juzgar su filme, ¿qué opinión le merecería?
Le sacaría un montón de fallos. Hay como 15 minutos de película que no suenan bien. Hay momentos bastante “tontorrones”, como en el que se caen los peces del barco.
Estudió en un colegio de Jesuitas. ¿Le marcó formarse en un colegio de curas?
Sí. Por eso, en mi película no aparecen tetas ni culos.No, en serio. Hay gente que habla de la represión en los colegios de curas, pero los nuestros eran muy progres. De todas formas, es verdad que lo de la culpa y la conciencia se lo trabajan muy bien.
Empezó a hacer cortos en el jardín de su casa a los 9 años. ¿Cómo fue eso?
No teníamos ni guión, así que imagínate la estampa de unos niños disparándose con pistolas de plástico. ¡Los tiroteos duraban 20 minutos! Era terrible.
¿Qué decían sus padres?
Siempre me han apoyado. En mi primer corto, la que llevaba la cámara era mi madre.
¿Qué recuerdo le queda de la gala de los Oscar a la que acudió con Éramos Pocos (2005)?
Me queda un recuerdo de algo marciano, como una especie de extracto que no tiene nada que ver con el resto de mi vida.
¡Quién le diría que sería uno de los nominados a los Oscar!
Ir a los Oscar es el sueño infantil de cualquiera que quiere dedicarse al cine. De pequeño decía a mis padres que quería ir a los Oscar como Steven Spielberg.
Y llegó a codearse con él.
Estuve con él en la fiesta de nominados a los Oscar y lo flipante fue que apareció en chandal. Me dejó muy impresionado. Se sentiría como en casa. Lo extraño es que no fuera en zapatillas.
¿En qué se inspira?
Vampirizo todo lo que me pasa y lo copio. Un porcentaje de los diálogos de Pagafantas vienen de mis amigos, como el título de la película. Al principio me negaba, pero ahora se usa mucho.
¿Llegará a aparecer el término pagafantas en la Real Academia Española?
Seguramente. Lo que no sé es qué definición le pondrán.
¿A qué se dedicaría Borja Cobeaga de no ser cineasta?
Músico. Mi madre es pianista y yo también estudié un año, hasta que me di cuenta de que no coordinaba bien las dos manos. Nunca es tarde para aprender otro instrumento. Me imagino jubilado y tocando el acordeón o algo así. O la trikitixa, que es más autóctona… Yo soy más de panderos. Me parece más fácil.
Elene Arrazola