"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Maestro en la creación de climas perturbadores y en el acercamiento a las fronteras del deseo y el dolor, el canadiense Atom Egoyan ha ido conformando una obra personal y sugerente como pocas, a lo largo de 30 años. Egoyan es un explorador. Cada una de sus películas es una invitación a observar los comportamientos humanos, a recorrer caminos tan atractivos como peligrosos. Ya sea a través del erotismo y los traumas como explosiva combinación en Exotica (1994), o de la infinita tristeza provocada por una desgracia colectiva en The Sweet Hereafter (El Dulce Porvenir, 1997), por la que logró dos candidaturas al Oscar, Egoyan es siempre el conductor de un viaje a través de los sentimientos humanos que afronta en toda su complejidad. Sentimientos que nunca tienen una línea clara y única, y que Egoyan recorre hasta dibujar un puzzle fascinante tanto en su construcción, como en su imagen final. Y cargada de sugerencias.
En sus tres últimas películas, Ararat (2002), Where the Truth Lies (2005) y Adoration (2008), Egoyan se ha acercado a otros temas y géneros: la historia reciente, en conexión con su propio origen armenio; el cine negro más genuino que siempre ha tenido influencia en su peculiar estilo; y el estado de la sociedad actual, analizada a través de aspectos tan distintos como las dificultades personales del adolescente, la memoria y el terrorismo.
Con Chloe (2009), Egoyan inaugura el Festival de San Sebastián y regresa a su personalidad más reconocible. El deseo desdibuja las fronteras entre la fantasía y la realidad, y se convierte en arma de doble filo: la siempre intrigante dualidad entre el amor y el odio, entre la confianza y la sospecha. Dos actores experimentados e infalibles, Liam Neeson y Julianne Moore, y una joven tan atractiva como inquietante, Amanda Seyfried, forman un triángulo que va mucho más allá de los clásicos dilemas provocados por la infidelidad. Como no podía ser de otra manera, con el imprevisible e inconformista Atom Egoyan.
Ricardo Aldarondo