"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El drama carcelario es un subgénero del cine criminal que ha creado sus códigos y estereotipos. Y dentro de él encontramos el subgénero del cine de prisiones de mujeres, tan dado a espectáculos morbosos que ponen en pie todo tipo de fantasías (masculinas) sobre mujeres encerradas en una celda. Pero posiblemente ninguna mente occidental, por calenturienta que sea, hubiera imaginado los delirios que ofrece la saga de películas protagonizadas por la convicta Sasori (“Escorpión” en japonés), uno de los más fascinantes personajes creados por la cultura popular japonesa.
Sasori hizo su primera aparición en la pantalla en 1972 con Female Prisoner # 701: Scorpion, adaptación de un célebre manga de Toru Shinohara. Fue el inicio de una serie de películas en las que Meiko Kaji, reina del cine de acción japonés de los 70, daba vida a una de las mujeres más duras que se han visto nunca en una pantalla: silenciosa, letal e implacable, Sasori asusta sólo con su negra mirada. Kaji no quería decir en pantalla la sarta de obscenidades y palabrotas que su personaje espetaba en el manga, por lo que propuso una inteligente solución: que Sasori apenas hablara en la película. Fue todo un hallazgo, porque el mutismo del personaje lo hace aún más peligroso, más impredecible.
Otro hallazgo del filme fue contar en la dirección con un debutante llamado Shunya Ito. Lejos de amilanarse ante su primera película, Ito decidió no ponerse límites. En lugar de recurrir al estilo de crónica realista habitual en este tipo de películas, concibió un mundo alternativo marcado por el exceso y la grandilocuencia, un universo de pesadilla donde una gama cromática salida de un musical de Hollywood convive con la retórica del teatro tradicional japonés o las tórridas complacencias del cine erótico. Todo ello sazonado con un espíritu antisistema muy setentero que estalla en grito de rebeldía contra los excesos de la autoridad. Female Prisoner # 701: Scorpion es la mejor prueba de que, aunque el cine japonés emule modelos extranjeros, siempre los devolverá mutados en formas sorprendentes y originales, muy alejadas de fórmulas ya vistas. No es de extrañar que uno de los grandes admiradores de Sasori sea Quentin Tarantino, quien la homenajeó en Kill Bill incluyendo la canción de los títulos de crédito de Female Prisoner # 701: Scorpion.
Roberto CUETO