"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Seleccionada el año pasado para WIP Latam en el Festival de San Sebastián, Quizás es cierto lo que dicen de nosotras está inspirada en hechos reales. Sus creadores, Camilo Becerra y Sofía Paloma Gómez, ambos de Santiago de Chile, insisten en puntualizar que está inspirada y no basada en hechos reales, al tratarse de una ficción. Concretamente, la primera película de ficción que codirigen y coescriben juntos.
En el film, Ximena, interpretada por la sublime Aline Küppenheim, es una exitosa psiquiatra que, un día cualquiera, recibe la inesperada visita de su hija mayor, Tamara, que llevaba tiempo aislada en una secta. Mientras se refugia en casa de su madre, la policía inicia una investigación porque su hijo recién nacido ha desaparecido en extrañas circunstancias dentro de la secta.
Becerra confiesa que se trata de “un caso terrible que a nosotros nos sorprendió mucho, como a todo Chile. Teníamos ganas de trabajar con el tema de las sectas y, de pronto, nos dimos cuenta de que este caso no sólo era muy ejemplificador sobre cómo operan, sino también sobre cómo la prensa tiende a cubrir estos temas, sin llegar a lo más ominoso e inquietante de estos grupos, que es que son reales: Están más cerca de lo que uno piensa y ocurre en el seno de familias que podríamos conocer nosotros. Es más, tenemos conocidos que conocen a gente que participaba en estas comunidades”. Para ellos, era muy importante “interpelar a la audiencia y que sean conscientes de que quienes cometen estos crímenes son hijos, hermanos de alguien, no es un fenómeno aislado, sino un problema de la sociedad”, apunta el cieneasta. Sobre esta cuestión, Paloma Gómez se cuestiona la pregunta acerca de “qué pasaría si le pasa esto a una hija o a una hermana. También nos parecía interesante posicionar el punto de vista de la película desde la óptica de la abuela del bebé asesinado”.
Que Ximena, la madre, sea psiquiatra en la historia no es algo arbitrario: “Siempre pensamos en una película muy psicológica. Nos parecía que el vínculo que ella podía generar con su propia hija era muy atractivo; que estuviera filtrada no solo por la maternidad sino por esa necesidad de entenderla”, a lo que el director añade que “supimos de un caso en particular vinculado a problemas de salud mental, que había tenido la experiencia traumática de tener a un hijo en una secta. La película borda las contradicciones. Cuando llegamos a algo tan oscuro no hay explicaciones posibles, ni siquiera la psicología puede entenderlo y menos una madre”.
Sobre la experiencia de codirigir y escribir conjuntamente el guion ambos coinciden en que ha sido muy positiva. Becerra confiesa que “es mucho mejor porque, de alguna manera, el tema era complejo y la mejor manera de desarrollarlo era a través del dialogo; debatir, cuestionar… También llevamos esa metodología al set y creo que ha sido muy enriquecedor para la película. Donde termina la capacidad de uno empieza la del otro”. Coinciden también en el sentido que tiene para ellos hacer cine: “Nos interesa interpelar al público, intentar responder las preguntas que nos hacemos. Preferimos eso que dar lecciones o decir qué hay que hacer en relación a distintos temas que nos aquejan”.