Aclamada por su ópera prima Cinco lobitos (Zinemira,2022), que obtuvo los Goya a mejor dirección novel, mejor actriz protagonista (Laia Costa) y mejor actriz de reparto (Susi Sánchez), Alauda Ruíz de Azua regresa al Zinemaldia con Querer; una miniserie, compuesta por cuatro episodios, que forma parte de la programación de Sección Oficial (fuera de concurso).
Nagore Aranburu interpreta a Miren que, tras treinta años de matrimonio y dos hijos en común, abandona su domicilio y denuncia a su marido (Pedro Casablanc) por violación continuada. Querer ahonda en el viaje familiar, y también en el judicial, con el fin de conocer la verdad.
La historia llega a usted a través de los productores Juan Moreno y Koldo Zuazua. ¿Qué le atrajo de este proyecto?
Me pareció muy interesante la idea de retratar el consentimiento dentro del matrimonio, que para ellos era un terreno que todavía estaba por explorar. Tenían la idea de hacer algo sobre una mujer que denuncia a su marido por violación. Reconozco que fue una premisa que me generó un torrente de ideas y también preguntas muy difíciles de contestar.
Se trata de una temática que requiere de cierta responsabilidad a la hora de retratar…
Sí, sobre todo en cuanto a la conversación que puede generar en el espectador al verla. En ese sentido, me parecía muy interesante ser muy radical con los puntos de vista de la historia. En la serie solo tienes acceso a esas cuatro perspectivas y a partir de un momento muy concreto; donde no hay pasado, ni hay flashbacks: la misma manera en la que nos toca juzgar un caso así en la vida real.
La serie no sólo pone sobre la mesa el consentimiento sexual en la intimidad.
Según empezamos a profundizar en el tema, nos dimos cuenta de que, a pesar de que teníamos en mente que hablaríamos mucho de sexo, estábamos hablando mucho más del miedo, del poder del miedo, de las relaciones de poder y de cómo ese desequilibrio de fuerzas se puede convertir en un abuso. Existe una resistencia a hablar del consentimiento y creo que es interesante cuestionarla e ir más allá. Cuando las cosas no son tan explícitas, es casi más importante contar lo que ha pasado antes que el acto en sí.
¿Por qué decide incluir el punto de vista de los hijos?
Quería profundizar en cómo te juzgan tus propios hijos, que han crecido en esa intimidad. Me parecía muy interesante que hubiera un viaje judicial, pero también un viaje familiar porque, muchas veces, en temas de consentimiento parece que el conflicto termina cuando termina el juicio y hay una sentencia, pero es un proceso familiar-afectivo muy complicado que continúa.
¿Qué hay de lo que heredamos de nuestros padres?
Me interesa mucho. También el momento en que nos damos cuenta de lo que hemos heredado y qué hacemos con eso. En una casa en la que la educación afectiva ha estado teñida de presiones de violencia, de miedos, profundizar en cómo estos hijos se enfrentan a ellos una vez empiezan a darse cuenta de lo que han heredado me intrigaba.
La serie cuenta con un elenco brillante.
Nagore fue un flechazo. Me quedé muy tocada porque, de repente, vi el tono de la serie. Miguel también hizo una primera prueba increíble y cuando lo íbamos probando con Nagore tenían ese tipo de relación madre-hijo que contiene amor, pero también choque. Pedro Casablanc tenía ese manejo de poder hacer del personaje alguien empático, a la vez que ambiguo. El personaje de Iván fue el que más nos costó encontrar. Es el más vulnerable y delicado.
¿Nuestra verdadera identidad se desvela a puerta cerrada?
A veces tengo la sensación de que los discursos oficiales respecto a estos temas nos los sabemos pero que en las cocinas de nuestras casas hablamos desde otro sitio; ahí ya surge lo mas interesante, todo lo heredado, todo el perjuicio, todo el resquemor que tienes hacia la otra persona.
¿Por qué una serie?
Desde un principio pensamos que tenia que ser una serie porque la formula episódica funcionaba muy bien. Al retratar un proceso muy largo, este formato nos permitía ir a los momentos que más me interesaban de la historia, pero está rodada y dirigida con una votación muy cinematográfica.