"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Desde que en 1992 fundase la productora Haut et Court, Carole Scotta se ha convertido en un referente en el mundo de la producción y distribución en Francia. Su nombre está detrás de títulos como La clase (Palma de Oro en Cannes, 2008), Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel o La noche del 12 (César a la mejor película en 2022), pero también de Otra ronda, de Thomas Vinterberg, o de Perfect Days, de Wim Wenders, que hizo llegar a las pantallas francesas. Una conocedora de los entresijos de la industria que este año estará entre quienes decidirán el palmarés del Zinemaldia.
Su carrera como productora revela una heterogeneidad que no sé si también se traslada a su experiencia como espectadora.
Como espectadora soy mucho más abierta, de hecho tiendo a disfrutar de propuestas muy distintas. Mi labor como productora, sin embargo, creo que está definida por una línea más rígida ya que mi trabajo es apostar por películas comprometidas, por cineastas con una mirada potente y muy definida.
¿Esos criterios los traslada también a su labor como jurado?
Como jurado lo que le pido a una película es que me sorprenda, que me transporte a un lugar donde no he estado antes. Me gusta el cine que es capaz de llevarme lejos de mí misma. La gran ventaja de ser jurado en un festival como éste es que te enfrentas a películas de las que no tienes ninguna referencia.
Y aparte, supongo que es enriquecedor confrontar esas sensaciones con otras personas, ¿no?
Claro, la verdad es que los miembros del jurado ya llevamos vistas seis películas juntos y nos estamos empezando a conocer. Pero lo bueno es que ninguno de nosotros tiene puntos de vista cerrados y eso siempre es positivo porque fomenta el debate.
A la hora de determinar el reparto de premios me imagino que pesará cierto sentido de la responsabilidad. En el fondo no sé si puede ser una labor comparable a la que usted desarrolla como distribuidora dado, que está determinando qué tipo de cine llega al público.
Es una buena reflexión y sí, algo de eso hay. Obviamente aún no hemos hablado del palmarés pero lo que sí te puedo decir es que, en las deliberaciones, me endosaré mi mono de distribuidora para defender el tipo de propuestas que creo que pueden tener interés para el grueso de espectadores. Creo que un perfil como el mío es importante que exista en un jurado porque cuando premias una película estás dando inicio a su recorrido comercial.
¿Siguen siendo útiles los festivales de cara a dar salida a ese otro tipo de cine?
Obviamente. El mercado de productos culturales es cada vez más grande , las películas tienen que competir contra las series, contra los eventos musicales, contra las novedades editoriales. En medio de esa vorágine el posicionamiento que procura un festival de cine a una película es muy importante.
¿Dónde localizaría la singularidad de un festival como éste?
San Sebastián es un festival de otoño y eso que parece una obviedad es importante porque junto a Venecia o Toronto tiene acceso a las películas que protagonizarán la temporada de entrega de premios. Dicho esto, me gusta el eclecticismo que hay en este festival. Secciones como Perlak donde puedes ver lo mejor de la cosecha festivalera o Culinary le dan mucha singularidad.