Después del exitazo del año pasado con O corno, ganadora de la Concha de Oro en la 71 edición del festival, Jaione Camborda participa este año en Zinemaldia como presidenta del jurado de Sección Oficial. “Todo un honor” para esta directora de origen donostiarra que, de esta forma, siente que “es como un círculo que se cierra”. El jurado tiene una ardua tarea por delante: el visionado de dieciséis películas, un reto que Camborda afronta con entusiasmo: “Estar en el otro lado te hace comprender muchas cosas sobre un festival. Para mí estar en Donostia siempre significa estar en casa, yo soy de aquí y crecí en este festival. Además, me siento muy bien rodeada del resto del jurado, creo que hemos conectado”.
Por el momento la directora galega ha visionado seis películas. Tratamos que nos avance algo, pero… “No te puedo avanzar nada de nada. Yo además para eso soy muy ecuánime, no me vas a conseguir sacar ni una palabra. Esto es secreto de sumario (risas), porque además todo puede cambiar”. Su labor será, entre otras cuestiones, mediar entre los miembros del jurado. E incluso desempatar en el caso de que fuera necesario: “Justamente esa es mi función. Yo lo que estoy buscando es que todo el mundo en el jurado tenga su hueco de opinión, que todo fluya a la hora de valorar y reflexionar. Si que es verdad que este año somos seis en lugar de siete, con lo cual el empate es más posible…”. En ese caso sí, hará falta la vara para desempatar: “Yo creo que podremos llegar a un punto en común”.
Christos Nikou, cineasta griego que también participa en el Jurado Oficial, contaba en este diario que no hay lugar a dudas: las películas deben ser visionadas en pantalla grande sí o sí, no vale hacer trampas y verlas en el sofá. Así no nos despistamos con el whatsapp. Camborda también lo tiene claro: “Son películas hechas para la pantalla grande, y con unos detalles de cuidado que solo se aprecian en sala. Aparte yo soy una amante de la sala de cine y del compartir socialmente ese momento“.
En la gala de inauguración del pasado viernes, la presidenta del jurado también tuvo su momento, (sin patada de dantzari, eso sí), en el que valoró la calidad del Festival y subrayó su libertad de expresión. “Este festival siempre tiene una línea de programación en la que siempre han priorizado la libertad de expresión artística, por encima incluso de ciertas polémicas. Me parece que es un festival que siempre se ha sentido libre”. Además, también reivindicó el amor al cine y a la vida. Porque, al final, todo se reduce a ello…“Para mi decir amor al cine significa decir amor a la vida, es encuadrar una parte de este mundo y destacarla. Es una forma de aislarlo del resto y entenderlo como importante”.
Próximo proyecto en marcha
Camborda reconoce que todo cambió cuando ganó la Concha de Oro. Ahora siente un altavoz, un eco, y desde luego más posibilidades para poder desarrollar futuros proyectos: “El cambio ha sido a todos los niveles. Toda esta atención que se ha generado sobre mi cine, me parece que es algo que debo aprovechar para poder hacer las películas que deseo y mantener mi libertad, ahora que ya estoy de cara a mi próximo proyecto. Y a la vez, llegar a más público”.
Es escuchar “próximo proyecto” y no podemos dejar pasar la oportunidad de preguntar sobre lo que tiene en mente, intentando conseguir una exclusiva para el diario del Zinemaldia, a ver si adelanta algo…“Nada de nada. Estoy en una fase muy incipiente de la escritura, todo puede cambiar todavía, y soy una persona que trabaja mucho desde la intimidad primero”. Nada, no hay exclusiva.
O corno marcó un antes y un después en la vida profesional de Camborda. En el Zinemaldia también se convirtió en la primera película realizada íntegramente en galego en ganar una Concha de Oro. Un hito para las lenguas minorizadas que, por suerte, cada vez encuentran menos obstáculos para acceder al mercado internacional. Pero, evidentemente, no está todo conseguido, ni resulta tan fácil: “En el ámbito internacional están super abiertos e incluso deseosos de escuchar la pluralidad del mundo. Diría que el problema está más en el Estado español, que sigue habiendo salas que no te proyectan si no está doblada al castellano, que hay muchos espectadores que todavía siguen sintiendo que el subtitulado es un hándicap…”.
Ciudades de cartón-piedra
La directora galega eligió la espectacular Illa de Arousa (Pontevedra) como punto de partida de O corno. Janet Novás –ganadora en 2024 del Goya a mejor actriz revelación por esta película– da vida a María, una joven mariscadora que ayuda a otras mujeres a abortar, en la década de los 70. Actualmente, el turismo es una de las principales actividades de la isla; también uno de sus máximos problemas. Tal y como ocurre en Donostia, hablamos de la turistificación, sus límites y sus consecuencias, que no la dejan indiferente: “Soy muy defensora de un turismo más sostenible. Estamos expulsando a los individuos de las ciudades, generando ciudades de cartón-piedra y circenses para un turismo masificado. Todos somos turistas y deseamos viajar, pero debe ser sostenible, debemos tener la responsabilidad del cuidado de esos lugares”.
El año pasado como ganadora de la Concha de Oro, este año como presidenta del Jurado… quien sabe, quizá el año que viene veamos a Jaione Camborda como presentadora de la gala de inauguración de la 73 edición del Zinemaldia: “No creo, lo mío no son las presentaciones de galas. Pero si que seré espectadora, que también es muy importante”.