"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Un festival es también y ante todo los lugares que le dan forma, las salas y los espacios que acogen las películas: acudir a un festival es hacer un viaje por sus pantallas. Los días del Zinemaldia permiten recorrer la ciudad por sus espacios cinematográficos, atravesarla a paso rápido, para llegar a tiempo de una sala a otra, chocando con la mucha gente que la viene a habitar expresamente para el evento. Entre las pantallas del Zinemaldia, el Teatro Victoria Eugenia, por ejemplo, que ahora acoge los estrenos de Perlak, es una sede histórica. El Kursaal tiene mi edad, ya que es sede de la Sección Oficial desde 1999. En los tiempos de la sección Barrios y Pueblos se sumaban a la geografía del Festival muchos cines de toda la provincia de Gipuzkoa, es más, de toda Euskal Herria. Cuando, en 2016, Tabakalera se convirtió en la sede de la sección ‘abierta’ Zabaltegi, el centro contribuyó a modelar una nueva identidad para la misma. Además, hay sedes que se prestan a convertirse momentáneamente en escenarios del Festival solo durante sus diez días de duración, como los cines Príncipe o Trueba. En definitiva, los lugares hacen la historia del Festival y operan sobre él, así como el Festival interviene en ellos.
Todo esto me lleva a pensar en un acontecimiento de ayer. A diferencia de los festivales, no todas las escuelas de cine tienen una sala. Celebrar la inauguración de una nueva sala de cine es algo muy significativo y emocionante. Me hace mucha ilusión que, en el marco del Zinemaldia, Elías Querejeta Zine Eskola, el lugar donde tuve el privilegio de pasar los últimos doce meses, abrió ayer al público su propia sala, situada en la planta baja de Tabakalera, con la ocasión del ciclo En la otra isla, dedicado a películas cubanas restauradas.
Matteo Giampetruzzi