"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Nai Niu, una historia sobre la familia y la esperanza a modo de fábula con elementos surrealistas, es el primer cortometraje de la directora china YoYo Liu, pero ha contado con una oportunidad que pocos directores nóveles pueden tener: la guía del director rumano Christian Mungiu, autor de la reconocida 4 meses, 3 semanas, 2 días (4 luni, 3 saptamini si 2 zile, 2007).
¿Cómo es que consiguió que Mungiu se involucrara en su primer corto?
Me gusta mucho su cine, y particularmente siento una conexión muy fuerte con su película sobre el aborto. Cuando hice este guion relacionado con la maternidad pensé en él, así que le escribí y me respondió. Habíamos coincidido en un festival de cine cuando yo sólo era una estudiante, pero parece que me recordaba. Le gustó mi historia. Su principal consejo fue que, aunque yo estaba pensando rodar en un país diferente a China, lo hiciera en el país donde se había desarrollado mi infancia.
¿Podemos ver esta historia como una fábula sobre la maternidad?
Es todo un conglomerado de elementos un poco difícil de explicar. Mi idea era partir de una fábula, sí, o más bien de un cuento para niños, porque a pesar de la premisa, que es la de una madre que muere al dar a luz y deja a su bebé sin leche para la lactancia, yo quería transmitir calidez. Un poco al estilo Heidi. No quería un tono triste.
¿De dónde tomó la inspiración para la historia?
La inspiración inicial fue el cáncer de pecho que padeció mi madre. Yo todavía estaba estudiando cine en Estados Unidos, pero tuve que permanecer el confinamiento por la pandemia en China. Estaba aterrorizaba con la idea de que mi madre muriera y tenía muchas dudas sobre mis estudios. Fueron dos años en los que confluían demasiadas cosas. Esta historia es resultado de todos esos ingredientes. Quería hacer una película para saber qué es lo que estaba sintiendo, sobre madurar, y sobre el paso de la niñez a la edad adulta.
También me interesaba mirar a la sociedad china, preguntándome por qué es tan conservadora y por qué la gente allí tiene tanto miedo a cuestiones sobre sexo o género. Tenemos la población más grande del mundo, ¿de dónde viene esta gente? Del sexo. ¿Y por qué eligió un contexto rural? Hay algo de surrealista en esta película. No quería que fuera del todo identificable con una realidad existente. Ese espacio rural no es para describir una comunidad, sino para dar un tono concreto a la película. Los ritos mágicos que introduzco tienen ese sentido también.
¿Y por qué eligió un contexto rural?
Hay algo de surrealista en esta película. No quería que fuera del todo identificable con una realidad existente. Ese espacio rural no es para describir una comunidad, sino para dar un tono concreto a la película. Los ritos mágicos que introduzco tienen ese sentido también.
¿Cómo fue el proceso creativo con tantos ingredientes como introduce?
Desde niña era muy creativa: me gustaba bailar, dibujar, escribir… Las películas me permiten juntar todo eso. Lo primero que hice fue escribir una trama muy sencilla. Nada experimental típico de escuela de cine. Tenía lo justo: un principio, un clímax y un final. Luego hice unos dibujos y a partir de ellos fui añadiendo anotaciones que van completando las imágenes.
¿Qué le gustaría seguir explorando en sus próximos trabajos?
Con el cine quiero explorar mi propia herencia recibida. Es lo que he hecho en esta película, y es en lo que quiero seguir indagando. Especialmente en mi propio proceso de niña a adulta. Pero ahora me gustaría abordarlo desde la ciencia ficción, porque soy muy fan de ese género. Hacer algo ambientado en el futuro pero para hablar de mi pasado.